0 of 7
El Gráfico Chile
PUBLICIDAD
Un golpe muy profundo sufrió el San Lorenzo de Pablo Guede al caer 3-0 como visita ante el modesto Quilmes por la octava fecha del torneo argentino. La goleada recibida significó el octavo partido en línea del Cuervo sin conocer de victorias, lo que tiene al ex DT de Palestino atravesando la cuerda floja.
Pese a comenzar su ciclo en Boedo conquistando el título de la Supercopa tras vencer a Boca Juniors, el otrora técnico árabe vive un momento muy difícil: alejado de los puestos de avanzada en el plano local y último en su grupo en la Copa Libertadores, el Ciclón está muy lejos de los ambiciosos objetivos que se fijaron a comienzos de temporda.
Matías Lammens y Bernardo Romeo, presidente y mánager del club respectivamente, han salido a defenderlo, pero como consigna Canchallena «saben que la paciencia en el entorno azulgrana se está acabando y necesitan un golpe de timón para no sumarse a la larga lista de clubes que cambiaron al entrenador durante el torneo. Es que la presión sobre el DT no sólo se da por los malos resultados: algunas actitudes y decisiones lo pusieron en la mira de los hinchas y de varios dirigentes».
Pero el asunto no acaba ahí y se pone color de hormigas con una presión radical de los hinchas, pues la barra se dejó caer en la concentración tras la caída ante Quilmes. «Cuando el plantel llegó al hotel pasadas las 18.30 se encontró con la presencia de un grupo de barras que pidieron charlar con los referentes. Los convocados fueron Ortigoza, Caruzzo, Buffarini y Romagnoli. El encuentro duró 45′ y donde no hubo ningún grito, pero sí una sutil bajada de línea», relata Olé.
«Si ustedes tienen problemas, hay que resolverlos. Pero en la Copa hay que pasar», fue parte de lo que le habrían dicho los líderes de la barra a los referentes del plantel en la citada reunión.
Por su parte Guede, se mostró profundamente autocrítico tras la derrota ante el Cervecero. «Fue el peor partido desde que llegué a San Lorenzo. No hicimos nada de lo que veníamos practicando. La derrota me deja preocupado por las formas. Ahora, por suerte, tenemos dos semanas para trabajar y salir adelante», sostuvo.
GRAF/PS