El Gráfico Chile

Alegría, música e incondicional: las grandes diferencias entre los hinchas de Venezuela y Chile

Las cerca de 30 mil personas que llegaron a Barinas a alentar a la Vinotinto se mostraron animadas desde un comienzo, pero finalmente se terminaron apagando tras la goleada de la Roja.

Por Diego Espinoza Chacoff – enviado especial a Barinas, Venezuela

Venezuela jamás ha clasificado a un Mundial de fútbol profesional adulto. Partiendo desde esa base, cada inicio de Clasificatorias sudamericanas significa una nueva ilusión o mejor dicho, un «sueño» para los cerca de 30 mil hinchas llaneros que, sabiendo que su selección es colista, llegaron a apoyar al equipo de Noel «Chita» Sanvicente el pasado martes en Barinas.

Un cartel en honor al técnico que sacó dos veces campeón al equipo local lo decía: «Noel, cumplirás el sueño» de llevar a la selección Vinotinto por primera vez a una Copa del Mundo y esa esperanza sigue viva, pese a que no levantan del fondo de la tabla.

Y es que preguntar a fanáticos al azar parece innecesario en una barra que se asemeja en rasgos por varios motivos. Para eso hay que partir desde el principio. Venezuela no es un país en que el fútbol sea su principal deporte, porque el beisbol se lleva esa categoría, dado que lo practican hace mucho más años y compiten con Estados Unidos en fanatismo.

Una fogosidad por el baseball que, poco a poco, se ha ido extinguiendo y se ha traspasado al fútbol  por el crecimiento del balompié en ese país con la generación que comandó técnicamente Richard Páez y César Farías, hasta hace pocos años en el país llanero.

Pese a que el crecimiento de este deporte llegó, la consolidación aún no y a pesar de sus irregulares actuaciones en los últimos pre mundiales, Copas América, entre otros, todos los fanáticos de Venezuela hinchan sin cesar a pesar del resultado. Claro, una goleada afecta a cualquiera, pero al chileno mucho más.

Aunque la Vinotinto perdía 4-1 en cancha, en las tribunas los forofos locales seguían estoicos y con muchas ganas, aunque en el partido su equipo no mostraba ideas y se rendía bajo la intensidad de la Roja de Pizzi. Y es que esos cuatro goles a favor de Chile marcaron un decrecimiento en el aliento a Venezuela, pero ese apoyo partió con mucha alegría, mucha música, mucho baile e incondicionalidad con su cuerpo técnico y equipo.

Tanto se parecen los fanáticos venezolanos que al unísono se enfurecieron con el «borracho» Arturo Vidal, por sus constantes patadas y reclamos en el primer tiempo, y por eso se unieron en los insultos en contra del volante nacional, recordándole el accidente que tuvo en su Ferrari durante la Copa América 2015.

Esa unión en la hinchada en Chile no está. Dejando de lado a lo que es la Marea Roja que acompaña a la selección a todos sus partidos, el resto de los «fanáticos» del combinado nacional son hinchas del exitismo imperante en la última época de este elenco y que sólo recibe críticas descarnadas si es que pierde.

La barra de la Roja tampoco es unida. En el último duelo ante Argentina los ceacheí fueron siempre aislados y la separación económica en el estadio se siente. En tribuna preferencial los gritos son muy extraños de escuchar, y en las galerías, los cánticos nunca se sabe cuando se parte y rara vez pueda unir a toda la localidad. Eso en el calor venezolano fue distinto, se notó y metió presión a un equipo chileno profesional, que hizo caso omiso y sacó adelante la tarea con creces, pese a la adversidad.

GRAF/GP

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