0 of 11
El Gráfico Chile
PUBLICIDAD
El Monumental gritando a todo pulmón y Colo Colo a seis puntos de su más cercano perseguidor tras vencer 3-0 a la UC en un clásico redondo. La postal es del domingo 6 de marzo, cuando el Cacique goleó al equipo de Mario Salas y sacaba amplia ventaja en la cima de la tabla del Torneo de Clausura.
Esa tarde nadie imaginaba el descalabro que se vendría semanas más tarde. Tras el triunfo frente a Católica, Colo Colo recibió a Atlético Mineiro por Copa Libertadores. Una victoria los encaminaba a octavos, pero un tibio 0-0 dejó la clasificación en suspenso.
Días más tarde, Sierra prefirió dosificar ante San Marcos y guardar sus mejores hombres para el viaje a Belo Horizonte donde enfrentarían al Mineiro. La fórmula fue un fracaso. Un equipo plagado de juveniles cayó por la mínima ante los nortinos y en Brasil el papelón fue aún mayor: 3-0.
Tras la goleada propinada ante O Galo, el Cacique retornó a Santiago para enfrentar el Superclásico contra la U: Pobre 0-0, donde el Coto no contó ni con Esteban Paredes ni Jaime Valdés.
Tras el receso por Clasificatorias, el cuadro albo volvió con el empate 1-1 frente a Huachipato. A esa altura la falta de gol penaba y no marcaban de jugada desde el 3-0 sobre la UC.
Un respiro llegó cuando vencieron a Melgar en Perú, encendiendo la ilusión en Copa Libertadores gracias a la genialidad de Esteban Paredes. De vuelta en Chile, el Coto sucumbió en Rancagua ante O’Higgins. Si bien matemáticamente el Cacique seguía en la pelea, futbolisticamente estaba al debe.
PUBLICIDAD
En Copa Libertadores, la ilusión se vino abajo tres días después. El 0-0 ante Independiente del Valle frustró el gran objetivo de la institución en la temporada y la paciencia del directorio estaba llegando al límite.
El baile que le dio Palestino fue otro golpe para un plantel colocolino que hace rato no despierta de su siesta.
En 45 días, Colo Colo apenas ganó dos de diez partidos, empató tres y perdió cinco. Apenas convirtió siete goles y recibió 12 tantos. En un mes y medio, el barco del Cacique se hundió sin apelativos.
GRAF/RR