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El Gráfico Chile
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Minuto 93 en el estadio Monumental, la gente canta pese al 0-3 en contra ante Palestino y Gonzalo Fierro desde 25 metros marca un golazo que significa el descuento albo. Acto seguido, el juez Patricio Polic puso punto final al partido y todas las miradas del recinto se dirigieron a un sólo protagonista: José Luis Sierra.
Totalmente perdido, apesadumbrado y sin ánimo de nada. Así dejó la cancha el entrenador del Cacique, tras la jornada en que terminó de sellar su quiebre con la hinchada alba.
Cuando fue nombrado antes del partido por el anunciador del Monumental asomaron pifias de algunos hinchas, las cuales ya se convirtieron hasta en insultos cuando los árabes anotaron dos goles en un minuto para colocarse 2-0 en ventaja a los 10 minutos de juego.
El Coto no vivió el partido desde la banca, lo sufrió. Ante cada error de sus jugadores se tomaba la cabeza y se lamentaba. Gritó, dio instrucciones, pero nunca encontró respuestas en la cancha.
Normalmente Sierra manda a calentar a los suplentes en el primer lapso, pero esta vez no lo hizo y tuvo poco contacto con su ayudante Pedro Reyes.
Ya en el segundo tiempo, el ex volante se vio entregado en la banca, daba pocas órdenes a sus dirigidos y observó el resto del cotejo al borde de la cancha, ya sin esperanza de remontar el resultado.
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«Cuando los resultados no se dan, sobre todo en un equipo como Colo Colo, muchas cosas se ponen en duda y se cuestionan. El primero que se cuestiona soy yo», dijo tras el partido.
Su salida de la césped fue como si fuera un contrario al Cacique, en completa soledad y cuando se acercaba al túnel para abandonar el terreno uno de los guardias lo acompañó con un paraguas para evitar algún impacto de un proyectil. Casi como un rival, reflejo de una jornada que puso la rúbrica a su divorcio total con los fanáticos colocolinos. ¿Y también de su adiós definitivo?
GRAF/FLB
