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Rodrigo Realpe V., enviado especial a Rancagua
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Al menos uno festejó
Mientras se acercaba la hora del partido, el encargado de los altavoces pidió la atención del público para escuchar el mensaje que se exhibiría en la pantalla led de El Teniente. De inmediato apareció la voz de un fanático celeste, identificado como Matías Araya, quien ante la sorpresa de las 13 mil personas presentes le pidió casamiento a su novia. El estadio no dudó en aplaudir, mientras la novia, emocionada, le decía que sí a su prometido.
Largas filas y accesos sobrepasados
El Teniente abrió las puertas tres horas antes del partido con el fin de evitar aglomeraciones y desórdenes en el ingreso de los hinchas celestes. Sin embargo el caos no pudo evitarse, a una hora y media antes del partido, largas filas rodeaban el estadio rancagüino, dejando en claro que los accesos fueron sobrepasados en algunos puntos. De todas formas la situación pudo normalizarse sin registrarse mayores contratiempos.
El nerviosismo de Hofmann
Si había alguien que estaba nervioso en la previa del encuentro, era el gerente de O’Higgins, Pablo Hoffman, no quería saber nada de celebraciones ni lugares de festejos. Al ser consultado escuetamente por una posible cena de celebración del plantel celeste y una visita a la Plaza de Armas, el dirigente aseguró con nerviosismo no saber nada sobre lo consultado.
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El rol y sufrimiento de los suplentes
A medida que los resultados se iban escribiendo, la banca de O’Higgins era un total sufrimiento. Liderados por el arquero Roberto González, los suplentes celestes fueron los encargados de informarle a los que estaban en cancha de los marcadores en Santiago. Los últimos minutos fueron un verdadero martirio el que terminó por consumarse con el gol que le dio el título a la UC.
GRAF/PMR