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Por Pablo Serey Correa
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«No hay huevón que merezca más el título que yo, es verdad, no hay alguien que merezca más este título. Son años y mis compañeros, y la gente de la institución lo saben. La cantidad de mensajes que tengo en mi celular me dicen lo mismo, voy a seguir diciendo que es así», postula en frío Cristián Álvarez, el capitán de la UC que logró la estrella 11 de su historia.
En caliente, el Huaso tiró en cancha tras el triunfo ante Audax Italiano en San Carlos de Apoquindo que «no existe un huevón que merezca más este título que yo» y con el pasar de las horas reafirmó esa aseveración.
«Estoy contento, satisfecho, liberado. Me saqué una espinita gigante, cada día era más grande la espina. Estoy satisfecho porque pudimos darle una alegría a la gente que estaba muy frustrada, nosotros también, pero ellos especialmente se sentían muy mal por haber perdido tantos títulos en el horno, pero esta vez se nos dio con sufrimiento por todos lados, sufriendo hasta el último segundo, pero es así», prosigue el curicano con su desahogo de campeón.
Tras una extensa y exitosa carrera, el curicano vivió la campaña del Apertura 2015-2016 desde un rol muy distinto al que acostumbraba a cumplir. Fue uno de los campeonatos en que menos jugó derechamente por decisión técnica, sin embargo eso no le resta méritos individuales en función del cumplimiento de la meta colectiva, según su propio juicio.
«En realidad mi rol en Católica no es sólo jugar, es todo, es todo lo que involucra el club y a mis compañeros. Trato de preocuparme de cada uno de los detalles de mis compañeros, de lo que les falta, de lo que necesitan. La gente al verme jugar puede pensar que sólo es eso, pero es mucho más que eso», plantea el medallista de Bronce en Sydney 2000.
Continuando con dicho argumento, el zaguero explica que «yo no soy una persona que piense sólo en lo que a mí me pasa. Pienso mucho en el resto, pienso mucho en mis compañeros, en lo que ellos necesiten y ahí estoy siempre para todo, incluso para poner la cara, para poner el pecho a los balazos que nos han tirado».
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En dicho plano, el 4 de la Franja muchas veces tuvo que oficiarlas de una especie de asistente técnico, entregando a punta de gritos instrucciones o arengas. «Es difícil que te escuchen, pero uno tiene más experiencia, más años en el cuento y claro que te hacen caso», cuenta sobre aquel particular rol desde el banquillo.
Sobre el significado del nuevo título cruzado en su historial, Álvarez expresa que «es un premio a la constancia, al estar siempre ahí. No es fácil haber perdido tantos títulos y seguidos. No es fácil seguir haciendo lo mismo y yendo siempre a buscar el título y siendo protagonista de todos los campeonatos que hemos enfrentado. Estoy satisfecho y creo que Cristián Álvarez queda para rato todavía, no se aburran».