0 of 29
Por Pablo Serey Correa
PUBLICIDAD
La resaca de la mercedida fiesta ya se está apaciguando. La alegría del título en Universidad Católica ya no se expresa necesariamente con tanto desenfreno como ocurrió durante el fin de semana. La felicidad se mantiene, pero de mucho más aterrizada.
El comienzo de una nueva semana marcó el reencuentro del plantel para participar de un par de gratas actividades institucionales. A mediodía de este lunes, todos los integrantes del primer equipo más los miembros del cuerpo técnico se reunieron en la cancha de San Carlos de Apoquindo para inmortalizar el lustro de campeón con la sesión oficial de fotos con la copa.
Tras ello, una comitiva se trasladó hasta la comuna de San Miguel para sostener un encuentro con los niños y funcionarios de la Fundación Nuestros Hijos, la que atiende a pequeños de escasos recrsos que se tratan contra el cáncer.
Cristopher Toselli, Stefano Magnasco, Guillermo Maripán, Germán Lanaro, César Fuentes, Fabián Manzano, Carlos Espinosa, Diego Rojas, Christian Bravo, José Pedro Fuenzalida y Nicolás Castillo fueron los valores del plantel de honor que llegaron al centro ubicado en la calle José Joaquín Vallejos. Desde cuerpo técnico, dijeron presente Mario Salas, Osvaldo Alegría, Javier Rodríguez y Emiliano Fleitas.
Los niños del lugar gozaron con los campeones, quienes vivieron un verdadero cable a tierra después del éxtasis del título. No importaba mucho, o casi nada, el partido ante Audax o los cambios del Comandante, pues aquellos pequeños que luchan día a día contra una enfermedad sólo querían jugar con sus ilustres visitantes.
«Si estas cosas no te hacen caer a la realidad, entonces qué. No sólo por el hecho de salir campeón, el hecho de estar acá con ellos, venir a visitarlos, creo que esto no tiene que ser sólo venir a sacarse una foto por un cameponato, me parece que esto tendría que ser más armado, atraer mucha más gente, atraer mucha más ayuda. Hay gente que tiene muchas ganas de ayudar y a veces no sabe cómo», comentó a El Gráfico Chile el defensor Germán Lanaro, uno de los que más compartió con los niños de la Fundación.
PUBLICIDAD
El argentino se puso a disposción de los juegos que le proponían los dueños de casa y colocó oído firme para escuchar las historias de aquellos que no saben ni de segundos ni de primeros lugares, ni de copas, ni de títulos. Sólo saben de una lucha constante, seguramente más valerosa que la noble que dieron los jugadores de la UC para ganar el Clausura 2015-2016.
«Uno trata de ponerse en el lugar de otro, pero es muy difícil, porque no sabe lo que padecen, no saben lo que viven día a día, pero ojalá que con un poco de charla y de buen momento que uno pueda entregar, les pueda quedar algo para que dejen un poco de lado lo más duro que les toca vivir en el día a día», remató el central trasandino.
GRAF/PS