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El Gráfico Chile
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El 6 de marzo en Colo Colo todo era alegría. Aquel domingo, los albos vencieron a Universidad Católica por 3-0, se afianzaban en el liderato del Clausura al lograr una ventaja de seis puntos contra los cruzados. A eso, se sumaba el expectante segundo lugar que ocupaban en el grupo 5 de la Copa Libertadores y las chances de avanzar a los octavos de final eran claras.
No obstante, todo se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. Tuvieron que pasar 45 días para que el Cacique volviera a festejar en el Clausura, después de una racha de cinco partidos sin ganar, lo que terminó costando caro. A la última fecha, el equipo dirigido por José Luis Sierra esperaba un milagro, el cual no se dio, para disputar una hipotética final.
Los albos cerraron un primer semestre para olvido. No ganaron el título, se despidieron en la fase grupal de la Libertadores al igualar con Independiente del Valle sin goles en el Monumental, cuando necesitaba la victoria y se generó una crisis interna en el camarín albo y el cuestionamiento al trabajo del Coto fue la tónica de las últimas semanas.
Tras quedar eliminados en la copa y ampliar aún más su nefasto registro internacional, el volante Jean Beausejour reconoció que «sí no fuimos capaces de vencer a Independiente del Valle no merecíamos pasar». Palabras que comenzaban a evidenciar el tenso ambiente que se vivía en el camarín albo y que la relación con el Coto no era de las mejores.
Sin título y crisis interna
En evidencia quedó el quiebre total entre los propios jugadores y el cuerpo técnico tras la derrota ante Palestino, donde los albos hipotecaron definitivamente las opciones de lograr el campeonato, quedando a cuatro puntos del futuro monarca Universidad Católica, que luego venció a la U en un clásico que había sido postergado por la lluvia.
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Tras la caída ante los árabes por 3-1, Jaime Valdés sostuvo que «cada jugador debe hacerse un examen de conciencia».
Mientras que el defensa Julio Barroso fue más directo: «Esto es la crónica de una muerte anunciada y no hemos hecho nada para evitarlo. Lamentablemente, hay que ser sinceros: ésta es nuestra realidad. El fútbol es 10 por ciento suerte, milagros y el 90 es trabajo. En este tiempo ya exprimimos ese 10 por ciento y cuando necesitamos de lo otro no lo tuvimos. Así nos pasó en Copa y en el torneo».
Dos de los referentes del plantel disparaban contra jugadores y cuerpo técnico, dejando claro que el ambiente era más que denso.
La última esperanza
Para «salvar» el negro semestre era la clasificación a la Supercopa donde el rival era Universidad de Chile. Sin embargo, el equipo del Coto tampoco logró dicho objetivo, puesto que la Universidad Católica finalizó primero en la tabla acumulada y clasificó por ser el campeón con mejor rendimiento.
Ambos equipos finalizaron con 61 puntos, sin embargo, la UC tuvo mejor diferencia de goles 26 contra 18 de los albos, motivo que le dio la opción de disputar la Supercopa ante los azules.
Problemas económicos y balances negativos
Dicen que un buen rendimiento de un club, se basa en una solidez económica. Y al parecer el dicho se cumplió en los albos, ya que los problemas de dinero también fueron puntos claves al momento de armar el plantel.
Blanco y Negro no desembolsó tantos recursos en sus contrataciones. Es más, los tres jugadores llegaron en calidad de préstamo y con opción de compra donde sólo uno rindió.
El volante colombiano Javier Reina nunca fue el 10 que necesitaba Sierra y no está considerado para el segundo semestre. El delantero argentino Martín Tonso fue muy irregular y su continuidad será evaluada, mientras que el defensa trasandino Matías Zaldivia cumplió con las expectativas y seguirá en el plantel. Esto, siempre y cuando Colo Colo cancele a Arsenal (club dueño de su pase) el dinero por el préstamo.
Y por si fuera poco, el último balance presentado en la Junta de Accionistas arrojaron números rojos que superan el US$ 1.8 millones.
En resumen, un primer semestre más negro que blanco para los albos y que deja una incertdiumbre total de cara al futuro del equipo.
GRAF/PMR