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Por Pablo Serey Correa
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El mote de Comandante para el director técnico de Universidad Católica Mario Salas se instaló de forma definitiva en el universo del fútbol chileno. El apelativo se lo ganó tras conocerse que recurre a proclamas del revolucionario Ernesto Che Guevara para motivar a sus dirigidos, lo que evidencia parte de su pensamiento más allá del deporte.
Y es que la historia de Salas deja en claro sus inclinaciones políticas. Nacido en una acomodada familia de Viña del Mar, la influencia de su tío Alfredo Saieg, militante del Partido Comunista, y su paso por la Universidad de Playa Ancha en plena dictadura, donde se empapó de las ideas de izquierda, le permitieron consolidar sus convicciones.
«Me gusta mucho ir siempre por el tema social y humano. Eso es lo que prevalece en mi vida y va más allá de la corriente política; sé que me gusta alguna tendencia, que puede relacionarse con la izquierda, pero desconozco los principios políticos específicos», dijo en una entrevista con La Tercera enero de 2015.
A nivel público, el DT campeón con la UC rehúye un poco del tema, ya que a su juicio todo este asunto se presta mucho para caricaturas, así como su admiración por el Che. Sobre lo último, el DT cruzado dijo a La Segunda lo siguiente: «me molesta que se tome para la chacota. Aparte yo no estoy a la altura del personaje, no le llego a los tobillos, no soy comandante. Soy un entrenador de fútbol que trata de fomentar y convencer a los jugadores de una propuesta».
Claro está que le baja el perfil a todo este asunto, pero con otras situaciones se refuerza su identidad con la izquierda. Por ejemplo, cuando en marzo del año pasado llevó al plantel de la UC a ver la obra de teatro «Los Justos» del francés Albert Camus, contextualizada en la Revolución Rusa de 1905.
Sus gustos musicales van en la misma línea. «Yo escucho música que compromete mi pensar, como lo dice Pablo Milanés en una canción. No me voy tanto por modas, si no por la música que compromete mi pensar», dijo en la previa del último duelo del pasado Apertura. Inti Illimani, Schwenke y Nilo, Illapu, Congreso, Silvio Rodríguez, entre otros, son sus artistas favoritos.
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Su austeridad y su convicción de lo colectivo por sobre lo individual completan este perfil socio-político de un hombre de izquierda. Pese a ganar bien como futbolista no optó por comprarse un auto hasta hace muy poco. De hecho cuado era DT de la Sub 20 viajaba constantemente en bus a su natal Viña del Mar.
Por otro lado se encuentra su importante rol en la organización sindical de los futbolistas en Chile. Durante la década de los 90 integró junto a Carlos Ramos y Carlos Soto la directiva que rearticuló el Sifup y que materializó la recordada huelga del gremio en 1997, la que sentó las bases de la actual estructura laboral de los hombres del fútbol en nuestro país.
Este sujeto de izquierda es el que volvió a colocar a la Universidad Católica en lo más alto del fútbol chileno y lo hizo en plena gestión de Luis Larraín, quien fuera Ministro director de la Oficina de Planificación Nacional en la dictadura de Augusto Pinochet y que lidera Libertad y Desarrollo, uno de los think tank más influyentes de la derecha chilena.
Diametralmente opuestos en cuanto a ideas políticas, el título de la UC juntó en la alegría a un admirador del Che con un colaborador de Pinochet.
GRAF/PS