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El Gráfico Chile
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A nadie le caben dudas que ver a Diego Simeone al borde de la cancha es un show aparte del partido. El histrionismo y carácter del argentino se hacen presentes en cada encuentro que disputa el Atlético de Madrid y ya es habitual verlo moviendo los brazos, volviéndose locos e intentando ingresar a la cancha dando instrucciones, tal como si estuviese jugando él.
Sin embargo, ese carácter que muestra en la cancha se ha ganado críticas por las discusiones en las que se enfrasca con las bancas rivales, con los árbitros o sus propios ayudantes. Esas situaciones se dieron todas juntas en la semifinal de vuelta entre Bayern Munich y Atlético de Madrid.
Primero fueron los constantes reclamos al cuarto árbitro, quienes terminana perdiendo la paciencia con el Cholo, y luego vendría la pelea con uno de los ayudantes de Pep Guardiola. Sin embargo, lo mejor de su repertorio vendría cuando el partido estaba por terminar y perdían por 2 a 1, lo que les permitía clasificar a la final por el gol conseguido en condición de visita.
Por eso, pese a que iban perdiendo, Simeone quería aguantar el resultado a toda costa y utilizaba todas las artimañanas para que así fuera. Una de esas tretas era utilizar el último cambio en los descuentos para demorar el juego. Cuando se jugaban dos minutos de agregado, el técnico tenía listo a Stephan Savic en el borde de la cancha para su ingreso y justo se daba la opción de que ingresa por una pelota que había salido por la banda.
Aunque Philipp Lahm intentó apurar la jugada, el Cholo tomó el balón y lo tiro para atrás con la intención de demorar el juego, pero se encontró con otro problema: su delegado de campo, Carlos Peña, no tenía listo los números en el tablero electrónico y el cambio no se pudo realizar. El trasandino no se controló y le dio un manotazo al integrante de su cuerpo técnico. Un show aparte el de Simeone.
GRAF/GP
