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Rasguños, caídos y faltas por montón: El descontrol en el Chelsea-Tottenham

Los Spurs veían como se les escapaba la posibilidad de ser campeón de la Premier y empezaron a abusar de la pierna fuerte, provocando discusiones y peleas.

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Tottenham vencía cómodamente a Chelsea por 2 a 0 y mantenía la esperanza matemática de ser campeón de la Premier League. Sin embargo, la ansiedad comenzó a apropiarse de los jugadores de los Spurs y perdieron el control del partido. Fue así como los Blues lograron la remontada y le empataron el encuentro con tantos de Gary Cahill en el minuto 58 y Eden Hazard a siete del final, lo que le daba el título a Leicester.

Los Spurs veían como se les escapaba la ilusión de ser campeones y se empezaron a desesperar, abusando de la pierna fuerte para cortar los ataques del Chelsea. Las faltas, que ya habían sido excesivas en el primer tiempo por parte de los jugadores del Tottenham, empezaron a subir de intensidad y los empujones estuvieron a la orden del día. 

Los ánimos terminaron tan caldeados que, tras el pitazo final y en el camino al túnel, hubo un duro encontrón entre Michel Vorm, portero suplente de los Spurs, y Diego Costa. Los pechazos estaban a la orden del día y Guus Hiddink, sin quererlo, terminó en el piso por un empujón recibido en medio de la discusión. 

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Pero ese no fue el único enfrentamiento que se vivió en el caliente encuentro que protagonizaron Chelsea y Tottenham y sobre el final del primer tiempo ya se habían mostrado las garras tras un falta de Danny Rose a Willian, quien no aguantó la patada que le propinó el lateral y fue a encararlo. Los pechazos entre ambos comenzaron y los jugadores de ambos equipos se unieron al connato. Como era de esperar, Diego Costa llegó rápidamente y se enfrentó con Mousa Dembelé, que le dio de su propia medicina y le propinó un rasguñazo en la cara. Antes ya habían tenido problemas y el belga le había tirado fluidos nasales en el rostro. 

Un partido caliente que sólo sirvió para la desazón de Tottenham y para que sus jugadores acumulen ocho tarjetas amarillas. Sorprendentemente ninguno terminó expulsado. 

GRAF/GP

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