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Por Álvaro Burgos – @alvaroburgos
Medio Partidario Frecuencia Cruzada
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30 de Abril del 2016. Cuando ya no quedaba físico, José Pedro Fuenzalida le cambiaba la dirección a un centro enviado desde la izquierda por David Llanos. La pelota terminó pasando por un «ceñido» espacio entre defensas, atacantes, arquero y poste. Gol y la UC sumaba su campeonato número once.
Un nuevo éxito deportivo llegó e inmediatamente se te viene a la cabeza la opción de ganar la Libertadores, Sudamericana y cuanto torneo se pone en frente. El hincha se alimenta de esos desafíos, queremos seguir al equipo por todo Chile y Sudamérica. Nos preparamos y buscamos la forma en que el presupuesto nos permita estar en esos partidos. Con la fe intacta y mirando al cielo esperas que los dirigentes actúen con un poco de amor y pasión, que dejen de lado el «conservadurismo» que los caracteriza; esperas que la frase «hay que ser responsables (con el presupuesto)» se la guarden y vayan por la gloria deportiva, quieres que traigan refuerzos para jerarquizar un plantel y disputar los torneos como lo merece un grande de Sudamérica.
Sin embargo, han pasado ya más de 50 días del título y no hay ni un solo refuerzo. El cuerpo técnico entró en la fase número tres de su pretemporada y nadie se ha sumado a la puesta a punto de un equipo que disputará cuatro torneos. Un error enorme es tratar al hincha de «muy críticos» o «que no se conforman», nadie pide que llegue Messi ni esos jugadores de categoría mundial, solo pedimos que los que vayan a llegar, lleguen a tiempo para estar desde el día uno en la pretemporada y poder compartir y sumarse al grupo ya formado.
Las intenciones de renovar a Castillo y Bravo son solo saludos a la bandera, tibios y mezquinos, no hay ambición en tenerlos en el plantel ni ganar algo más grande, ya que si se alcanzó un campeonato con lo que hay, para qué ir por más (o mejor)? Más de 60 días han pasado desde que el Gerente Técnico de la empresa que administra el fútbol de Universidad Católica, pusiera en la mesa el nombre de Agustín Farías. El Club dueño de su pase, Palestino, en ese entonces, quería «vender» pero la UC quería «arrendar». 25 días de negociaciones que incluyeron tres propuestas por préstamos, las tres fallaron y Agustín Farías podría terminar transformándose en uno de los siete nuevos refuerzos de Universidad de Chile, genios. Ocuparon 25 días, no cedieron y otro club podría llevarse al jugador que quisieron.
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Frases y argumentos como «el libro de pases aun no cierra», «la Copa América aún no termina», «los representantes intentan subir los precios», «acercándose a las fechas límites caen los precios», es simplemente una nueva muestra de las nulas convicciones que se tienen, del nulo proyecto deportivo y la nula ambición. Todo eso, que paradójicamente, sobra en los hinchas que siguen a estos colores fin de semana tras fin de semana.
La gestión de los refuerzos a esta altura no tiene sustento, ya sea por presupuesto, agilidad, rapidez, osadía e incompetencia. Lo único claro es que José María Buljubasich debió abandonar San Carlos de Apoquindo hace mucho tiempo y dar paso a otros con mejor manejo de la gestión deportiva. Junto a varios de la SA desaprovecharon la posibilidad de irse como campeones, de hacer las cosas en beneficio del Club y la gente. De hecho, asumieron la estrella número 11 como propia y con tal soberbia que las criticas llegan a ser casi insólitas en sus cabezas porque «sacamos campeones al equipo».
Se ha especulado que hay un presupuesto ajustado para contrataciones, situación que no se logra entender si consideramos que hay ingresos por Copa Sudamericana y Libertadores, los recursos del CDF y una proporción del aumento de capital, que por cierto fracasó y solo lograron recaudar 2.200 de los 5.400 millones esperados. Sin embargo, decir que no hay recursos suficientes es faltar a la verdad, simplemente pareciera que buscan formas de justificar el que no quieren ir por más, para justificar el miedo al riesgo (económico). La forma de pensar de esta dirigencia lejana, que no representa en nada al hincha, sólo confirma que para ellos gastar en conformar un plantel con jerarquía no es el negocio. No les interesa.
Un ejemplo muy claro de lo lejana que es esta dirigencia y las personas encargadas en administrar la empresa, es el valor cobrado por sacarse una foto con la Copa recientemente obtenida. Ante el reclamo e inconformismo con esta situación por parte de los hinchas, se tuvieron respuestas como «hay que pagarle a los guardias» y un sinfín de argumentos bastante insuficientes si consideramos que al otro lado de la cordillera la foto con la Copa es gratis o con un aporte voluntario. De este ejemplo podemos entender la lógica con la que piensan este tipo de eventos: «si cobras no llegan todos, es más controlable y no se corren riesgos de desórdenes». Pero un punto que pasó colado en ese momento fue el ¿por qué funcionarios y dirigentes pudieron sacarse fotos con la Copa en camarines o en la cena sin pagar ni un peso y los hinchas que son los que siguen al equipo a todos lados debían pagar una suma bastante exagerada? Se llenaron la boca agradeciendo a la hinchada por despertar al equipo en ese último partido y cuando tuvieron la oportunidad de hacer un gesto noble, cobraron.
Siguiendo en la línea de la lejanía y no considerar a los hinchas, el equipo volvió a entrenar en Marbella (150 km de Santiago), no fueron capaces de elegir Arica, Temuco, Concepción u otra comuna donde el hincha que no tiene domingo a domingo a la UC, pudiese acercarse a sus colores. Nuevamente una oportunidad desperdiciada.
El presidente de la concesionaria, Luis Larraín Arroyo, sólo habla de política y del acontecer nacional. Además, sumemos a eso, su estadía en Estados Unidos por la Copa América Centenario en pleno periodo de fichajes, donde se le vio ocupando su tiempo visitando el MIT, Harvard y sacándole fotos en el Boston Public Garden a gansos canadienses, en vez de destinar tiempo a conocer cómo funcionan los clubes de la MLS.
Pero los hinchas tenemos fe, tenemos la esperanza de que aunque sea con un hermetismo exagerado, se estén haciendo bien las cosas. Imaginamos y soñamos que los que van a llegar son seleccionados de los países participantes a la Copa América o Eurocopa, de lo contrario, no se entiende la larga espera para reforzar a un equipo que jugará cuatro torneos. Sin embargo, pareciera ser que la expectativa de nosotros, los hinchas, es muy alta para una clase dirigencial que nos quiere ver más pequeños que nunca. El problema central es ese, no hay un ajuste de las expectivas del hincha con las respuesta de los dirigentes, no hay un calce, no se condicen, probablemente esos dirigentes que nadie eligió, confirman que son de aquellos que no merecen esta calidad de hinchada.
GRAF/PS