El Gráfico Chile

En un día para triunfar, falló y terminó en lágrimas: el partido maldito Messi en Nueva Jersey

El crack de la Albiceleste tuvo una nueva oportunidad para lograr su primer título con la adulta de Argentina, pero otra vez Chile se cruzó por su camino.

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El arranque del encuentro no contó con mayor protagonismo por parte del crack del Barcelona. Pese a que Argentina comenzó dominando las acciones, los ataques se concentraron más por la punta de Ángel Di María, por lo que en un principio Messi no tuvo tanta participación.

Sin embargo, cuando comenzó a agarrar el balón y mostrar su talento, se notó y bastante. Su velocidad con la pelota en los pies se transformó en un problema de difícil solución y Marcelo Díaz fue víctima de aquello, pues dos infracciones sobre la Pulga le valieron dos amarillas y la correspondiente expulsión.

Con el hombre del Celta de Vigo fuera del campo, el principal marcador de Messi fue Arturo Vidal, con quien vivió innumerables duelos llenos de fricción. De hecho, el hombre del Bayern Munich le propinó varias infracciones para detenerlo.

Pero más allá de su capacidad para desnivelar con el balón en los pies, a la hora de finiquitar no estuvo certero. Es más, no fueron muchos los remates al arco del rosarino, pese a que el encuentro duró 120 minutos.

Quizá donde más miedo hubo en Chile ante un intento por parte de Messi fue en el miunto 115. Tiro libre frontal desde unos 30 metros al arco de Bravo, muy parecido al que terminó en un golazo en las semifinales ante Estados Unidos, pero en esta ocasión Nicolás Castillo, desde la barrera, logró desviar su tiro.

Pero la situación que más se recordará de Messi en este encuentro será su tiro en los lanzamientos penales. Chile ganó el sorteo y optó por comenzar pateando. El siempre correcto desde los 12 pasos, Arturo Vidal, lanzó el primero, pero Sergio Romero estuvo notable. Lionel tenía que disparar en primer turno para la Albiceleste, con la buena opción de colocar en ventaja a los suyos, sin embargo envió el balón a las nubes.

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Tras errar se llevó la camiseta a la cara para ocultar su rostro de rabia y amargura. Recibió el apoyo del capitán sin jineta, Javier Mascherano, y con un evidente nerviosismo vio el resto de la tanda que terminó con victoria para Chile.

Al sellarse el triunfo de Chile, el 10 trasandino dejó caer varias lágrimas de una frustración que parece no terminar cuando se trata de su selección. Mientras se preparaba la ceremonia de premiación, optó por la soledad y se fue a un despoblado banco argentino.

Y una vez condecorado con la medalla del segundo lugar, replicó la imagen que dejó aquel 4 de julio del año pasado cuando Chile venció en penales en la Albiceleste en la final de la Copa América. Recibió el metal con absoluta amargura y apenas se lo colocaron se lo sacó, así como queriendo sacarse de encima esa chapa de segundo lugar con la que carga jugando por su país.

GRAF/PS

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