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ATON Chile
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La abanderada chilena en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Érika Olivera, hizo una cruda confesión a la revista «El Sábado» de El Mercurio. La fondista, que en cita brasileña cumple su quinta participación en la máxima justa deportiva -tras Atlanta 1996, Sydney 2000, Atenas 2004 y Londres 2012-, confesó que fue abusada sexualmente por su padrastro por varios años, hasta que cumplió 17.
Olivera, hace unos días estampó ante la PDI una denuncia en contra de Ricardo Olivera, pastor evangélico argentino y del cual heredó el apellido, quien, según contó al medio, inició sus abusos cuando ella tenía cinco años.
«Debo haber tenido cinco años la primera vez que me abusó… Esa primera vez no entendí lo que pasó, era una niña, no cachaba nada. Él siempre decía que eso nadie lo tenía que saber. Pasó varias veces más», relató la atleta.
«Mientras yo no me pude defender él hacía lo que quería conmigo. A veces, en la noche, él iba al dormitorio nuestro y ahí molestaba un poco, me tocaba cuando estaban mis hermanos. Pero, generalmente, las cosas se daban en el día, cuando mi mamá no estaba… Me demoré en contarle», añadió.
En el relato, la deportista recuerda las veces que pensó en atentar en contra de la vida de su padrastro y la suya. Respecto al apellido, «Yka» cuenta que «le hago honor el apellido de un hombre que fue lo peor que pudo haberme tocado en la vida. El apellido es reconocido hoy como algo exitoso, pero me costó muy caro y todos mis hijos tienen que llevarlo».
GRAF/DE