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Por Pablo Serey Correa
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Entre risas, bromas y saludos cordiales se mueve Alfonso Parot por estos días en San Carlos de Apoquindo. Su actitud es muy similar a la que tenía en su anterior ciclo en Universidad Católica, pero esta vez transmite un claro sentido de pertenencia y seguridad.
Tras regresar de préstamo desde Huachipato y con la confirmación de su continuidad en la UC, el Poncho se mueve como uno más en la precordillera y no como lo hacía durante el segundo semestre de 2015, cuando tenía que entrenar a la par del resto todos los días, pero con nulas chances de ver acción en un partido.
«Estoy orgulloso de que me hayan dejado en el equipo campeón, porque eso quiere quiere decir que estoy al nivel del actual campeón de Chile», expresó en conferencia de prensa el lateral zurdo formado en las inferiores de la Franja, quien remarcó que «me pone contento volver a mi casa».
Parot logró torcerle la mano a Mario Salas, el mismo técnico que lo tuvo cortado hace algo más de 6 meses. ¿Qué cambio visualizó el Comandante para revertir su postura? «Me dijo que me veía mejor físicamente, bajé de peso y bastante (entre risas). Estoy mejor, esa es la verdad, estoy más tranquilo, se me arregló un poco la cabeza también, todo suma, todo está bien y él lo vio, eso me deja feliz», expuso el defensor de 26 años.
En ese sentido, el propio jugador avisó que en cancha se verá a un jugador muy distinto a aquel que incluso llegó a portar la jineta de capitán en Católica. «Hay un cambio de mentalidad. Antes estaba todo el tema de tener muchas expulsiones, aunque tampoco eran tantas. También las amarillas que me ponían porque era medio loco para ir a trancar y buscar las pelotas», contó.
«Para cambiareso se requiere tiempo. Uno se gana la mala fama muy rápido y después cuesta mucho sacársela. Este cambio viene de hace rato y con el tiempo he ido demostrando, la gente sabe que no soy el de antes, pero este cambio viene de mucho más atrás», prosiguió.
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En base a lo anterior, el nacido en Talca hizo una síntesis del extraño ciclo 2015-2016 que le tocó vivir. «Fue raro, fue de total aprendizaje, hay que sacar lo positivo de las cosas negativas para aprender y crecer como persona y futbolista. El no jugar acá (UC) al principio me lo tomé mal, después me lo tomé bien y después gracias a Dios se me dio la posibilidad de ir a Huachipato donde me costó empezar, porque después de 6 meses sin jugar cuesta mucho, fui de menos a más, retomé mi niel y terminé jugando muy bien, según lo que me dijo el profe», narró.
«Después llegar acá y hacer una buena pretemporada era lo que tenía en mente y ojalá quedarme, porque no quería irme otra vez. Y con esfuerzo y sacrificio se dio todo como tenía planificado. Ahora quiero ir de abajo hacia arriba: primero entrar entre los 18 nominados, después empezar a alternar y después ojalá quedarme con el puesto. Esas son las aspiraciones que tengo y ojalá se me cumplan», remató.
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