Vuelve el fútbol nacional. Crédito: Photosport Por Felipe Lagos B.Editor Web de El Gráfico ChileTwitter: @FelipeLagosB ¡Al fin! Después del paro volvemos a lo nuestro, el fútbol profesional chileno. Ya quedó atrás la euforia por el nuevo título de la selección chilena en la Copa América Centenario y nos metemos de lleno en un torneo que, pese al chaqueteo propio de nuestra idiosincrasia, asoma como uno de los más apasionantes del último tiempo. En particular porque los equipos grandes se reforzaron hasta los dientes, especialmente Universidad de Chile, que gastó casi US$ 7 millones en nuevos jugadores y sostuvo al cuestionado Sebastián Beccacece en la banca en una arriesgada apuesta. El morbo llega de la mano de Jean Beausejour, que dejó Colo Colo para fichar en el archirrival por «una cuestión de convicción», como lo aseguró en su presentación oficial. El bicampeón de América vuelve al club del cual es hincha y provocó la rabia de los hinchas del Cacique, que no le van a perdonar esta «traición». En menor medida también está el caso de Christian Vilches, que también se sumó a los azules, tras su paso por Macul. También hay morbo por el ex ayudante de Jorge Sampaoli en la Roja. En esta página, el presidente Carlos Heller dijo que el argentino «se está jugando su carrera» si no le va bien en la U. Y la inversión realizada no permite otra cosa que un título, considerando el pésimo primer semestre de 2016 junto con el arribo de figuras como Beausejour, Vilches, Felipe Mora o el trasandino Gastón Fernández. En La Cisterna no sirve otra cosa que la estrella 18 y la clasificación a Copa Libertadores 2017. En la vereda del frente tampoco van a aceptar algo diferente que el título. Se fue José Luis Sierra y llegó Pablo Guede como nuevo DT, polos opuestos en lo futbolístico, pero con la misma obligación de quedarse con los máximos honores. Si bien los albos conquistaron dos de los últimos cinco certámenes nacionales, pudieron haber ganado los cinco y los que perdieron fueron más por errores propios que por virtudes de los contrarios. Algo no termina por convencer en las huestes colocolinas, pese a ser protagonistas del torneo local luego de un período negro entre 2011 y 2013, el ex DT de Palestino y San Lorenzo es el encargado a encantar nuevamente a su exigente hinchada que hace rato perdió el gusto por su equipo. Universidad Católica afronta un desafío único: conquistar el primer bicampeonato de su historia. Tras conseguir un agónico -y casi afortunado título en el Clausura pasado-, los Cruzados apuntan a consolidarse de forma definitiva de la mano de Mario Salas. La llegada de Enzo Kalinski, Diego Buonanotte y Ricardo Noir es un salto de calidad, pero las salidas de Nicolás Castillo y Jeisson Vargas complican un poco la tarea de un club que vio el regreso de un ícono: Milovan Mirosevic. Es el momento para que los jóvenes despeguen como Guillermo Maripán, Benjamín Kuscevic o Jaime Carreño, ya convirtiéndose en futbolistas que incluso sean merecedores de estar en la órbita de Juan Antonio Pizzi en la selección. El resto opta -como siempre- por dar un golpe sorpresivo. Los «coperos» sudamericanos asoman en primera línea. O’Higgins irá por su revancha tras perder la corona en la última fecha en Rancagua con una estructura ya conocida conducida por Cristián Arán. Palestino -de la mano de Nicolás Córdova- intentará renovar sus credenciales de protagonista, adquiridas en la época de Guede. Mientras que Universidad de Concepción mantuvo su apuesta por Ronald Fuentes con un conjunto bien estructurado y un libreto aprendido de memoria. Más atrás hay que hablar de la Unión Española de Martín Palermo, de buenos aprontes en la previa y que suele dar pelea a los más poderosos. Audax Italiano, tras la venta de sus grandes figuras jóvenes, intentará meterse nuevamente en la conversación de arriba. Los del norte como Iquique, Antofagasta y Cobresal saldrán a cambiar una historia oscura en la última temporada, donde se salvaron del descenso sobre el final. Aunque los Pumas terminaron en la liguilla de la Sudamericana, se escaparon del infierno en un empate historiado ante San Luis. Por su parte, los quillotanos, por fin en su segunda temporada seguida en Primera, tienen como objetivo estar en la parte media de la tabla y soñar con la postemporada. Otra historia es para Santiago Wanderers, que con una plantilla llena de canteranos, un par de uruguayos traídos por su nuevo estratega Eduardo Espinel y sin el renunciado David Pizarro, saldrá a sorprender al igual que en el Clausura con Alfredo Arias a la cabeza. Mismo caso para Huachipato, que también se la jugará con su interminable producción de figuras juveniles con Miguel Ponce en la banca. Finalmente tenemos a los ascendidos Temuco y Everton, que amenazan con dar más de un susto a los consolidados del fútbol grande. Los del Ñielol se reforzaron fuertemente y cuentan con un grupo sólido, sumado a una localía muy potente proyectan algo más que solo mantener la categoría. Mientras que los viñamarinos, con una fuerte inyección económica del grupo Pachuca de México, no se van a conformar solo con salvarse del descenso y seguramente serán protagonistas. Todo esta listo para que ruede la pelotita. El fútbol (y el morbo) chileno está de vuelta. GRAF/FLB