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ATON Chile
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Este viernes será una jornada especial para Érika Olivera. La maratonista chilena, de 40 años, será la abanderada criolla en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, como para terminar de la mejor forma su extensa carrera.
Eso sí, las últimas semanas no han sido fáciles para la deportista nacional, después de confesar que fue víctima de abusos de su padrastro durante su infancia y adolescencia.
«Han sido meses de muchas emociones, muy complejos. Yo me fui de Chile dos días después de ser nombrada abanderada y no estaba en el país cuando se publicó la noticia. Estaba en natal, sola con mi entrenador en los momentos en que uno necesita el abrazo de la familia. Pero pensé que Natal significa nacimiento, y así lo enfoqué, como un renacer de mi vida», reconoció en conversación con El Mercurio.
Además, la puentealtina admitió que la revelación de ese episodio afectó en algo sus entrenamientos y que en un momento pensó en hacer la denuncia después de la cita de los cinco anillos.
«Mi intención era liberarme de una carga que me complicaba para entrenar, pensé en hacerlo después de los Juegos, ya retirada, pero tenía que hacerlo antes. También quiero que sea educativo, que les sirva a otras personas mi ejemplo. Quería que mi experiencia le llegara a la mayoría de los chilenos», añadió.
Por último, Olivera sostuvo: «Elegí los colores azul, rojo y blanco para el traje de inauguración y no el tradicional negro, porque quería sentirme abrazada por la bandera chilena. Sentiré muy liviano el estandarte».
GRAF/DE