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Era urgente: Brasil necesitaba un título que ayudara a la mejor selección de la historia del fútbol a retomar el camino que los llevó a la cima de este deporte. Habían sido años terribles. Su último campeonato del mundo llegó en 2002, y aunque en 2014, con el Mundial en casa, se esperaba que levantaran su sexto trofeo, se fueron eliminados — y humillados — en semifinales por Alemania, con el escandaloso 7-1 que está imborrable en la historia del balompié.
Un nombre destacaba en el seno de la “Verdeamarela”, aunque a muchos brasileños y extranjeros no les agradaba mucho: Neymar, el joven alegre y “fiestero” que tenía la encomienda de ser el líder de un Brasil carente de referentes y del talento de antaño.
Y es que “Ney” nunca ha tenido un perfil bajo: sus peinados extravagantes, sus tatuajes, sus amistades con celebridades y constantes noches de fiestas, lo hacían acreedor a duras críticas de personas que no lograban diferenciar su vida profesional de la personal.
Neymar comenzó su carrera en Brasil y su talento llamó la atención de todo el mundo. Por ello, las críticas comenzaron desde aquel entonces, como estas palabras que le dedicó el británico Joey Barton 2013:
«Neymar es el Justin Bieber del fútbol. Brillante en YouTube, pero una verdadera nulidad en la realidad»
Otra fuerte crítica la recibió de Pelé, apenas en diciembre de 2015:
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«Neymar es buen jugador ¿Pero cuántos goles marcó de cabeza en su vida? Es un delantero y juega mirando hacia adelante. Él no colabora atrás, no crea, no sale con el balón…es difícil compararlo con tanto déficit”.
En 2016, Neymar aceptó la responsabilidad de ser el líder de la selección olímpica de Brasil, la que tenía como objetivo, ganar la primera medalla de oro en la historia de la “Canarinha”, y la presión sería mayor, por disputarse los Juegos en casa.
Las cosas no comenzaron bien. Brasil tuvo un inicio dubitativo y el público se desesperó. Esto contrastó con la actuación de la selección femenina de Brasil, y Neymar fue hecho a un lado en beneficio de Marta, una leyenda del fútbol femenino.
Incluso, los brasileños llegaron a corear el nombre de la cinco veces ganadora del Balón de Oro cada que “Ney” tomaba la pelota. En las redes sociales los comentarios hacia el jugador del Barcelona eran crueles y sus “haters” celebraban en cada tropiezo de Brasil.
Pero todo cambió el 20 de agosto.
La “Canarinha” llegó al partido por el oro frente a Alemania. El Maracaná estaba repleto de hinchas brasileños ansiosos de celebrar, y aunque eran favoritos para ganar el título, el sólo pensar en una derrota ponía de nervios a todo un país.
Cuando se le necesitó, Neymar respondió. El delantero abrió el marcador con un golazo de tiro libre, aunque la «Mannschaft» empató y alargó el duelo hasta los penales.
Era la prueba de fuego para el polémico jugador de 24 años. Con el marcador 4-4, y el fallo del alemán Petersen, “Ney” tenía la responsabilidad de marcar el quinto penal para darle a su país la ansiada medalla de oro. Lo logró, por fin lo logró.
Todas las críticas se convirtieron en halagos, y gracias a este partido, Neymar pasó de ser un campeón despreciado, a un héroe para la hinchada brasileña, tan lastimada en los últimos años y con ansias de celebrar.