0 of 13
Por Pablo Serey Correa
PUBLICIDAD
El viernes fue un día largo en Universidad Católica. Después del jueves de júbilo en Temuco con la obtención del título del Apertura, los cruzados tuvieron una extensa jornada en Santiago para festejar la obtención del campeonato, la que terminó con una fiesta en la que el goleador Nicolás Castillo dijo adiós.
Tras la fotografía oficial en San Carlos de Apoquindo y la visita de una delegación al centro de la Coaniquem en Pudahuel, la agenda dictaba que los integrantes del plantel debían presentarse en el Hotel Sheraton, el mismo recinto donde habitualmente se concentraron durante el exitoso 2016.
El director técnico Mario Salas fue uno de los primeros en llegar, también temprano se presentó el presidente de Cruzados Juan Tagle, quien con cierta adrenalina del triunfo reconoció que «todavía estamos muy emocionados, nos sacamos las ganas del bicampeonato, vamos por más, pero todavía estamos celebrando«.
Mientras las cámaras y micrófonos estaban pendientes del mandamás, Castillo, quien llegó con la copa, aprovechó el momento para pasar raudo rumbo al sector del cóctel y así evitar el asedio de los medios que buscaban alguna pista sobre su futuro.
Uno a uno fueron llegando los jugadores a la fiesta. Con ganas de celebrar, pero también con evidentes rostros de agotamiento tras un largo día y en general tras un intenso semestre. «Estoy un poco cansado, pero disfrutando, viviendo este momento muy feliz», admitió el argentino Diego Buonanotte.
Quien no tenía programado ir a la cena era Fernando Cordero. Durante la tarde su pareja, Isidora Romero, dio a luz a Martina, por lo que el Chiqui tenía motivo suficiente para no presentarse. Pero apareció.
PUBLICIDAD
«Lleva tres horas de nacida mi hija y ya me lancé a la vida«, bromeó el zurdo, quien dejó en claro el motivo por el que hizo el esfuerzo de estar. «Ahora vengo a disfrutar con los compañeros, a mi hija la voy a tener toda la vida y a mis compañeros no, algunos se van ahora, otros se irán el próximo año. Hay que aprovechar», tiró.
El ex Unión Española fue de los más cercanos del camarín a Nicolás Castillo y precisamente a la hora de comer se ubicó en la misma mesa del delantero que partiría al Pumas de la UNAM del fútbol de México. Ahí también estuvieron Christian Bravo, César Fuentes, Stefano Magnasco, Alfonso Parot y Carlos Espinosa.
Ahí el artillero del 2016 en la Franja les contó a sus más cercanos que cambiará de aires. Sabido era que el de Renca tenía un préstamo vigente con la UC hasta mediados de 2017 y que su deseo era jugar la Copa Libertadores, pero una cláusula en el contrato indicaba que en caso de una oferta satisfactoria para él y para el Brujas, club dueño del 75% de su carta, su cesión en Las Condes podía finalizar en diciembre.
GRAF/GL