El Gráfico Chile

Columna de la U: Sociedades Anónimas Deportivas, que se acabe la mentira

Esta semana, los hinchas azules hacen una dura reflexión sobre las concesionarias que manejan clubes en el fútbol nacional.

Andy Zepeda Valdés – Presidente Asociación Hinchas Azules

PUBLICIDAD

Hace no muchos días atrás todos nos enteramos de que se consumaba un hecho que venía cocinándose desde hacía algún tiempo: debido a faltas económicas reiteradas, Lota Schwager era desafiliado del fútbol profesional chileno. Me dio mucha rabia y pena. Ni siquiera se trataba de un descenso, algo doloroso per sé, sino que se trataba de una desafiliación: ¡no jugar más! Era una crónica de una muerte anunciada, puesto que la Lamparita llevaba ya dos faltas económicas graves, sea lo que sea que signifique eso.

Uno que vive de su amor por su equipo apenas puede imaginar el dolor de esos hinchas. Lo increíble es que antes de todo esto, o casi paralelamente más bien, a Deportes Vallenar le había pasado lo mismo. Y antes que a ellos, al Club Deportes Ovalle. Y antes que a todos ellos, el Club Deportes Concepción había sabido lo que era ser desafiliado. ¿Quién hace algo? ¿Quién vela por el bienestar del fútbol chileno? ¿La ANFP? Gracias, no se molesten.

La verdad es que nadie parece querer siquiera hacer algo. A nadie, excepto a nosotros, los hinchas, parece molestarle. Sin embargo, más allá de las dudas que surgen al ver la impavidez de autoridades, del fútbol y de todo tipo, la gran pregunta que uno se hace es: ¿por qué deben un equipo, los hinchas, una ciudad y toda una comunidad, pagar por las culpas y las irresponsabilidades de unos pocos inescrupulosos o (en el mejor de los casos) de unos ineptos)? Esa mentira, esa maldita mentira que nos contaron hace ya una década y que decía que las Sociedades Anónimas deportivas iban a ser la salvación ya no resiste más. No hubo más transparencia, no hubo más seriedad, no hubo más fiscalización y no hubo más solvencia económica. No hubo nada. Y pregunto en serio: ¿en qué lógica cabe que los hinchas, los que dan sustento a este deporte, sean los que tengan que pagar con sus lágrimas y no sean los dirigentes/empresarios los que deban pagar con multas sobre sus patrimonios personales o cárcel? ¡Los tipos hacen negocios, juegan con la pasión e ilusión de los hinchas y son éstos, los hinchas, los que deben pagar viendo como sacan del profesionalismo a sus clubes!

Es evidente e innegable que el sistema fracasó. No queda nadie, ni el más obtuso de los paladines del fútbol neoliberal y de libre mercado, que defienda el modelo. Quizá solo Arturo Salah, que cada vez que tiene la oportunidad de desdecirse y redimirse del monstruo que él ayudó a crear cuando era parte del gobierno de Lagos, tiene la testa lo suficientemente dura como para seguir abogando por el sistema. Y claro, en el fondo es su creación, y es natural que la defienda. Pero los demás han sido capaces de sacarse la venda de los ojos, o al menos eso sugiere el hecho de que hoy en el Congreso haya un proyecto de ley para modificar la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas.

En mayo de 2016, El Mercurio realizó una interesante investigación que estableció que el 91% de los “clubes” chilenos habían obtenido números rojos durante el 2015. No hace falta ser economista para darse cuenta de que esos números empeoraron durante el 2016. Desde la vereda de Universidad de Chile la situación es increíblemente paupérrima y dolorosa. Paupérrima porque, aun cuando en 2015 las pérdidas fueron de $2700 millones, durante 2016 se gastaron 7 millones de dólares en refuerzos. Se gastó dinero que no había, pero que luego Heller y compañía compensarían con ayuda de un aumento de capital, que a su vez sería para pagarle un auto-préstamo a Heller. Deudas, deudas y más deudas. ¿Y por qué es doloroso? Porque a la Corfuch, nuestro antiguo Club, la quebraron precisamente por una deuda, inflada en todo caso por una artera re-interpretación del DFL 1 de 1970. Duele que antes no hayamos tenido esas opciones y se haya perseguido de la manera en que persiguió, todo para abrirles las puertas a estos inescrupulosos, irresponsables e ineptos.

Y bueno, ¿qué hacer? ¿Cuál es la respuesta? Es difícil dar una respuesta y pretender que con eso que uno diga se va a arreglar todo el problema. Pero sí, creo que sin duda una parte de la solución son los hinchas. Pero no cualquier hincha, sino un nuevo tipo de hincha, consciente, empoderado y comprometido. UN HINCHA CON UN SENTIDO SOCIAL DE CLUB. Hay comenzar a entender que los clubes no son empresas, que no pueden regirse con esa lógica. Hay que comprender que los clubes no están a salvo en manos de empresarios.

PUBLICIDAD

Alguien me dirá: “ah, pero cuando los clubes estuvieron en manos de los hinchas, tampoco estuvieron a salvo”. Así es, mi estimado y poco atento amigo lector. Por eso digo que esta nueva era del fútbol requiere un nuevo tipo de hincha, uno que hasta aquí no ha existido. La respuesta a los problemas del fútbol chileno radica en una nueva concepción de la palabra Club. Necesitamos cambiar el “switch” y empezar a entender que el concepto Club debe significar: conciencia, empoderamiento, compromiso, trabajo y participación DE LOS HINCHAS.

Que el fútbol vuelva a ser libre y del pueblo. Quizá así sus actuales dueños dejen de hacer lo que se les ocurra con nuestros clubes. Quizá entonces dejen de matarlo. Tenemos que avanzar, dar el siguiente paso hacia un fútbol de verdad sustentable, o nos va a tocar ser la generación que lo mató.

PUBLICIDAD

Tags


Lo Último