Por Pablo Serey Correa
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Ayer domingo, la familia Otárola Torres vivió una jornada de intensas emociones. Pablo, el hijo que fue futbolista profesional y que sufrió un grave accidente automovilístico el pasado 25 de marzo de 2015, volvió a conmemorar un cumpleaños en el hogar de sus progenitores al celebrar su aniversario 30, en plena lucha por volver a tener una vida algo más normal.
“Hemos vivido días especiales las últimas semanas. El año pasado Pablo estuvo hospitalizado para la Navidad, Año Nuevo y su cumpleaños 29. De hecho esa vez fuimos en familia y le llevamos una torta. Ahora pudimos estar en casa y Pablo pudo compartir con sus sobrinos”, cuenta Andrea, una de las hermanas del ex futbolista de Deportes Temuco.
Las fechas conmemorativas de fines del 2016 y comienzos de 2017 han tenido un sabor distinto en la casa familiar del apodado Mariscal. Su presencia en el hogar ha ido de la mano con avances “significativos”. “Para nosotros ha habido una evolución positiva, con cambios que pueden ser pequeños, pero que los consideramos significativos. Por ejemplo en su mirada, en sus gestos, en su risa”, prosigue Andrea.
“Esperamos un milagro”, dijeron varios después de los lapidarios diagnósticos tras el accidente. El ex defensor central estuvo al borde de la muerte, pero supo resistir: eso sí, quedó en estado vegetativo. La esperanza de recuperación era prácticamente nula, pero tras meses de pelea despertó del coma y ha presentado otros avances que le han permitido a su familia tenerlo en casa desde el pasado 2 de mayo.
En su recuperación, fundamental ha sido el trabajo de profesionales. Recibe tres terapias al día por parte de kinesiólogos y dos veces a la semana tiene la visita de fonoaudiólogos. El foco está puesto en mejorar la condición de su aparato respiratorio y que suceda lo propio con sus articulaciones y músculos. Uno de los grandes objetivos es que algún día pueda volver a hablar.
El problema dinero
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La recuperación de Pablo ha conllevado un cuantioso desembolso económico. A través del cobro de algunos seguros, el dinero recaudado de los beneficios y los poco más de 800 mil pesos que recibe mensualmente desde octubre pasado cuando se le aprobó una pensión de invalidez vitalicia, sus familiares han podido aplacar algunas deudas.
Pero hay otras que hay siguen sin saldarse, sin embargo lo más preocupante es que el proceso de recuperación implica un saldo negativo. “La pensión de Pablo es de algo más de 800 mil pesos y mensualmente sus cuidados nos cuestan entre un millón y medio y dos millones”, explica su hermana.
“Sólo en las tres terapias diarias de los kinesiólogos gastamos 90 mil pesos al día y eso podría ser más si es que se acaba el acuerdo que tenemos con la Isapre que hoy aporta con 60% del gasto en los trabajos kinésicos”, complementa.
¿Cómo lo hacen entonces? “En noviembre hicimos un bingo y recolectamos algo de dinero. Mi papá es jubilado y puede aportar con algo y siempre vienen amigos que aportan con cosas como leche, pañales, artículos de uso diario, pero claro que es muy difícil y tenemos que ver otras alternativas”, responde Andrea.
Apuntando a la Teletón
Ante las complejidades cotidianas y financieras que implica la recuperación de Pablo, su familia tiene un plan para mejorar dicho panorama. “Estamos apostando a postular a Pablo a la Teletón, aunque por un asunto de límite de edad no se puede. Se me ocurrió pedirle ayuda al Sifup y la ANFP. Pablo coincidió con Gamadiel García y Arturo Salah en Huachipato, los dos lo conocen muy bien”, cuenta su hermana, quien ya se puso en contacto con el presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales.
A quien falta contactar es a Salah, quien tiene una especial relación con Otárola, pues cuando fue entrenador de Huachipato lo hizo debutar en el fútbol profesional. Eso sí, el timonel del fútbol chileno, a través de Deportes Temuco, comunicó que desea colaborar de forma efectiva con el caso de su ex dirigido.
“La idea es poder fortalecer su proceso de recuperación con el servicio profesional y los implementos con los que cuenta la Teletón. En Chile no existe otra institución a la que puedan recurrir las personas que están en la condición en la que está Pablo”, explica uno de los abogados que colabora con la familia Otárola, pero que prefiere mantener en reserva su identidad. “Como se dice, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha, esto no lo hago por lucir, por eso lo prefiero así”, justifica.
El inconveniente es que la Teletón tiene un límite de edad de 24 años para sus pacientes. Pero en el círculo del Mariscal confían en que eso se pueda obviar y que de dicho modo Pablo reciba un tratamiento de calidad y, al mismo tiempo, que no implique mayores costos.
“Estamos buscando la colaboración de distintos organismos, principalmente que la ANFP y su presidente Arturo Salah puedan formar parte de esta iniciativa. La idea es enviar una carta para que la Teletón pueda aceptar a Pablo. Sabemos en otras ocasiones se ha obviado ese limite de edad”, plantea el profesional que trabaja en el caso de Otárola de manera gratuita.
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