Ya han pasado dos semanas desde que terminó el Dakar y a Ignacio Casale se le ve más descansado. Unos días de relajo en Punta del Este le sirvieron para sacarse la adrenalina y la sensación de estar arriba de su moto a más de cien kilómetros. Los agotadores quince días de carrera quedaron atrás y también la postal de estar arriba del podio por segunda vez en su vida, esta vez recibiendo el premio al segundo lugar en la categoría de los quads.
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Aunque esta vez no ganó como sí lo hizo en 2014, al Perro se le ve más contento y conforme. A diferencia de lo que le pasaba hace tres años, cuando consiguió el título de la carrera, ahora entiende el momento que está viviendo, es capaz de procesar que pudo alzarse como campeón, pero que prefirió no arriesgar más de la cuenta, y está sintiendo la madurez que le faltaba en sus inicios en el Dakar, hace ya ocho años. Los dolores en las manos, esos que apenas le permitían dar un apretón y que lo llevaron a operarse, tampoco están y menos aún los fantasmas de sus dos retiros consecutivos en las ediciones pasadas. Después de estar 26 años arriba de la moto, a esa que se subió cuando sólo tenía tres, ahora por fin puede decir que está en el peak de su carrera.
En su visita a Publimetro tras obtener el segundo lugar en la categoría de los quads, Ignacio Casale recuerda sus inicios en el deporte motor, un accidente que le pudo cambiar la vida, la relación con su pareja de hace siete meses, la sicóloga de 28 años María Jesus Galilea, y la posibilidad de tomarse un año sabático.
¿Sientes que este ha sido tu mejor Dakar?
Me sentí más cómodo. Fue el Dakar donde menos sufrí, donde estuve menos cansado y donde mejor lo pasé. Si hubiese querido le hubiese peleado más etapas al ruso que ganó (Sergey Karyakin) y quizás hasta ganábamos, pero era un riesgo muy alto que me podría haber dejado fuera por tercera vez consecutiva. Hubiese sido la perdición y me tendría que haber casi retirado por un tema de resultados, de sponsors y de frustación. Tomé el buen camino. La idea era terminar entre los tres primero y lo logré. Soy el piloto con más podios en Chile y con más etapas ganadas, eso me tiene orgulloso. Miro hacia atrás y no me imagino en el lugar donde estoy. Siempre soñé estar acá y nunca me imaginé llegar tan lejos. Lo que he construido no ha sido fácil y no lo hace cualquiera.
Con lo que dices, ¿crees que eres el piloto más exitoso de Chile?
Tengo más podios que cualquier otro, los mejores resultados, soy el con más etapas ganadas, pero no me siento el más exitoso. Soy humilde y me gusta hacer la pega. Cuando me retire y baje dos cambios voy a analizar si fui el más exitoso. Hoy tengo muchas ganas de seguir ganando, de seguir consiguiendo cosas hasta llegar a un límite inimaginable.
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Después de decir que tuviste tu mejor Dakar ¿Cómo recuerdas esa primera aventura en camiones y cómo has madurado con las ocho ediciones que has corrido?
Era un inmaduro, un cabro chico. Ese primer Dakar recibí la invitación de mi papá (Francisco Casale) porque lo contrataron para hacer asistencia en ruta con un camión de carrera. Cuando terminé esa carrera le dije que quería correr en moto y me dijo que no me podía apoyar y que tenía que conseguir las lucas por mi parte. Pude terminar ese Dakar en motos y me había retirado, dije ‘ya está, ya fue’. Hice lo que quería y lo logré. Ahí me armé una empresa de estructuras metálicas, donde trabajaba yo y un soldador, que duró dos o tre mes. Me llegó la oferta de Yamaha para correr en quads y la tomé, me preparé bien y terminé cuarto. Ahí comenzó todo, me llamaron de empresas grandes y me auspiciaron. He ido madurando, mejorando la técnica, el físico, y creo que hoy estoy en el peak de mi carrera. Estoy haciendo las cosas mejor que nunca y ojalá siga así, con esta mentalidad para conseguir la mayor cantidad de podios posibles.
¿Cómo notas esa madurez?
Ahora soy un piloto menos agresivo, gano menos etapas, pero trato de ocupar más la cabeza. Este Dakar nunca tuve una falla mecánica en el quad y lo cuidé mucho la primera semana para atacar la segunda. Está prácticamente nuevo y podría correr otra vez con el mismo quad. Siento que he madurado mucho y ahora ocupo más la cabeza. Tuve dos accidentes fuertes en 2016, en el Dakar que me sacaron en helicóptero, y en septiembre, cuando casi me fracturo la espalda y por muy poco casi pierdo la vida. Le pegué a un poste a 110 kilómetros, pero por suerte le pegó la moto y doy las gracias de estar hablando contigo. En ese minuto dije ‘me retiro de las motos, me bajo’. Cuando me metieron al túnel del scanner dije ‘Ignacio, no puedes, me retiro. Dos accidentes en un año es mucho, me aburrí, chao. Al otro día, con más calma, lo pensé más y me dije ‘si vuelves quiero que seas otro. Si vuelves y sigues loco, te retiras’. Volví más cauto y más pensante, quizás corriendo a la misma velocidad pero más inteligente.
Veo que ese accidente te marcó mucho ¿es la única vez que has pensado en dejar las motos?
Le pegué muy fuerte al poste y me marcó mucho. Salí volando muy lejos y por suerte no le pegué yo al poste y le pegó la moto, porque creo que me hubiese muerto. Me hizo pensar muchas cosas y no sé si me hizo tener miedo, pero sí más respeto por lo que hago, por eso en este Dakar estaba más tranquilo y al final resultó. Quizá era un cachetazo que me tenía preparada la vida para despertar, para decirme ‘Ignacio cambia, vas por mal camino, vas a tener que usar más la cabeza y te voy a poner este accidente en el camino para que aprendas’. Lo tomo como aprendizaje, enseñanza y tomarme las cosas con más cabeza. Ese accidente cambió mi vida y mi carrera deportiva.
Con tanta exposición a los accidentes ¿sientes miedo arriba de la moto?
No siento miedo. Cuando me subo a la moto, los miedos se me van y estoy tan concentrado en hacer las cosas bien que el miedo pasa a segundo o tercer plano. Siempre he dicho que cuando sienta miedo arriba del quad, que era una de las cosas que tenía cuando tuve el accidente, ese día me retiro. Creo que cuando llegan los mied, llegan los accidentes y deja de ser entretenido. Esto tiene que ser una pasión y un trabajo, pero también tienes que disfrutar. Cuando me llegue el miedo cuelgo los guantes y las botas, busco otra actividad.
Además que a ti se te murió un amigo en una carrera (N de la R: Gino Bianchi falleció en 2011 tras sufrir un grave accidente en el Desafío del Desierto en Iquique)
Eso fue muy chocante. Éramos cabros chicos, yo debo haber tenido unos 23, y ver a un amigo subir a una ambulancia muerto no es nada agradable. Tampoco fue agradable ver a su familia llorar, ver a mi familia llorar y verla aterrada porque quería seguir corriendo. Fue una decisión difícil de tomar, pero la pasión era más grande. Todos los triunfos se los dedico a Gino y cada día donde lo paso mal me acuerdo de él. Ojalá estuviese vivo para disfrutar junto a mí.
¿Tienes una fecha tope para retirarte?
Más que una fecha tope, tengo tiempo, paciencia y pasión límite. Voy a correr hasta que me aburra o sienta miedo, pero quizá me gustaría tomarme un break de un año y volver con más fuerza…
¿Ese break podría ser este año?
Podría ser este, pero tengo que pensarlo y contarle de mis proyectos a mis auspiciadores, porque he recibido ofertas para correr en otras categorías. Tengo que analizarlo muy bien para ver si esas ofertas son realmente profesionales y ver si puedo cumplir un buen desempeño. Tengo que pensar mucho en estas vacaciones para ver que quiero hacer. La vida de un deportista es muy difícil y todos creen que nos chorrea la plata, pero eso no es así y es muy difícil. Tengo casi 30 años y ya quiero tener una familia, una vida normal, una casa. Las cuentas no se pagan con pasón, así que hago un cambio para profesionalizar mi carrera en temas monetarios o quizás dentro de unos años, si sigo a este ritmo, tendría que dar un paso al costado y seguir viviendo de otra cosa, otro negocio que invente. Ya no sé si seguir arriesgando. El accidente en septiembre me hizo pensar mucho porque ¿qué pasaba si me hubiese fracturado la espalda? ¿qué pasa si quedaba inválido? Uno dice ‘ no quiero eso para mí’. Ni siquiera tengo solucionado mi futuro porque vivo el año tras año y te cuestionas si seguir en esta carrera tan sacrificada o dedicarse a hacer negocios y asegurar un futuro más digno. Estoy haciendo todo lo necesario para mejorar estas condiciones económicas y llegar a la mejor decisión para ver si sigo o me tomo un año de receso para llegar con más fuerza.
Ignacio Casale fuera del Dakar
26 años han pasado desde que Ignacio Casale se subió por primera vez a una moto. Cuando apenas tenía 3 años, el Perro tomó un pequeño cuadriciclo y salió a andar por la playa. De ahí en más, su pasión por las tuercas y el mundo motor no se detuvo.
¿Cómo nace tu relación con el deporte motor?
Desde que tengo memoria. El primer recuerdo que tengo es cuando era muy chico, como a los tres años, acompañando a mi papá a sus carreras de camionetas. Los momentos más bonitos fueron esas carreras y lo pasaba muy bien. Era muy chico y no tengo imágenes claras, pero era muy agradable. Mis recuerdos son ruidos, imágenes, los colores de los autos. Eran momentos muy bonitos que hicieron encender mi pasión. Iba a la camioneta con la que corría mi papá, me subía y estaba todo el día, desde que me despertaba hasta que se ponía el sol. Pasé muchas horas de mi vida sentado en esa camioneta, porque mi sueño era correrla algún día. Ahí nació mi verdadera pasión por esto, porque la pasión que yo siento por esto mucha gente piensa que la tiene, pero mi pasión por el deporte es más grande aún y me hace luchar día a día para estar donde estoy.
Una pasión que fue impulsada por tu padre ¿cómo es la relación con él y más ahora que van juntos al Dakar?
Siempre ha sido una relación muy buena, pero ahora somos amigos, nos cagamos de la risa y nunca le he dicho papá, le digo Pancho, imagínate. Como amigo lo respeto mucho y le hago caso en todo lo que me recomienda. Mi papá no me dejó correr antes de los 18 años, pero le demostré que no era tan peligroso y le empezó a gustar. Antes de los 18 años no me daba permiso y ahora es mi mecánico. Es un cambio drástico y es bonito compartir equipo con él, además que es un excelente mecánico. Agradezco que no me haya dejado correr, porque ese prohibirme me alimentó más la pasión
Y tu mamá (Mónica Catracchia) qué piensa que estés en una actividad tan riesgosa
Siempre ha tenido susto, pero cada día me lo transmite menos y eso me da más tranquilidad para poder correr. Todos saben que era mi sueño y lo he cumplido. Desde 2012 hasta hoy he hecho una carrera deportiva exitosa.
¿Cómo has manejado esas relaciones familiares teniendo una personalidad tan solitaria?
Toda mi vida he sido muy solitario. Entreno solo, jugaba solo, me gusta estar solo en el desierto, entrenar solo en moto y estar gran parte del día solo. Eso es un estilo de vida que me terminó gustando, acostumbrando y me hace feliz. Ellos lo entienden. Hay muy pocos domingos que estoy en las comidas familiares, menos del 50% estoy presente, pero es por un tema que me gusta salir y aprovechar los días libres, me voy a la montaña, me voy a entrenar, me voy con mis amigos. Cuando tengo el tiempo estoy con ellos y me encanta, pero mi soledad es más de gente, de amigos. Tengo muchos conocidos y pocos amigos, pero buenos. Durante el año tengo poco tiempo para salir a fiestas con mis amigos, pero tampoco soy una momia que no sale. Como no puedo salir a carretear, salgo mucho a comer con ellos, salgo mucho a almorzar porque tengo tiempo en medio de mis entrenamientos. Por suerte soy un tipo solitario, porque en el Dakar andas mucho solo y estoy acostumbrado. Es raro lo que me pasa y desde chico fui así, además que el rally me ha hecho ser así. Llevo ocho Dakar y esta actividad me ha hecho ser cada día más ermitaño, pero no sé si es bueno o malo. El rally me agudizó el tema de la personalidad, me ha hecho madurar mucho y ser un tipo más serio y solitario.
Ya estás cerca de cumplir 30 años, en pareja y con la intención de algún momento formar una familia ¿cómo se toma ella que te vayas a correr un Dakar?
Me apoya al cien por ciento y por primera vez en mis 29 años estoy enamorado. Me ha hecho cambiar, me ha ayudado a cambiar y mejorar. Se lo agradezco día a día y es una parte importante en mi vida. Ojalá que esto dure por mucho tiempo, ella está ilusionada y yo también.
«Si el Dakar no está en Chile es porque no quieren»
No fue entrando en su moto al Patio de los naranjos de La Moneda como cuando ganó el Dakar en 2014, pero Ignacio Casale también recibió un homenaje oficial por su segundo lugar. Aunque fue con mucho menos parafernalia el nuevo Ministro del Deporte, Pablo Squella, lo premió. Pero esa falta de apoyo que sintió este año por parte del gobierno es la que lo molesta y más aún tras dos años sin la carrera en Chile.
«Uno ve que se despilfarra plata y la anterior ministra (Natalia Riffo) dejó de ejecutar 50 mil millones de pesos para el deporte, mientras te decía que no tenían plata. Da rabia. A veces te dan ganas de dejarlo todo y hacer otra cosa, pero la pasión tira tanto que sigo», señala el campeón en quad en 2014.
«Si ellos no me dan nada yo tampoco les daré a ellos, porque pueden ayudar y no lo hacen. Antes era más pollito y más cabro chico, pero ahora las cosas han cambiado. Si el Dakar no está en Chile es porque no quieren, no porque no haya plata. Un Dakar necesita a Chile y ellos nos necesitan a nosotros, así que con una buena negociación podríamos tener la carrera de vuelta en el país», concluyó.