Por estos días, Pablo González, capitán de Colombia en la Copa Davis, se encuentra en Quito, donde se desarrolla el ATP 250 de esa ciudad, acompañando a las raquetas de su país. Sin embargo, tuvo un ojo puesto en República Dominicana, donde el equipo criollo venció al local y se convirtió en el rival de los cafeteros en la segunda ronda del Grupo I americano.
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El seleccionador colombiano es hijo de padres chilenos. Por lo anterior, admite que tendrá un sabor especial medirse ante el cuadro nacional.
“Claro, será un honor y un orgullo enfrentar a Chile”, reconoce el ex tenista, cuyos progenitores emigraron en 1978 a la tierra del café, donde él nació. “Es mi sangre”, complementa.
En cuanto al grupo encabezado por Nicolás Massú, destaca la mezcla entre la experiencia de éste y la juventud de sus pupilos. «Es bastante sólido y viene mejorando en los últimos años, de menos a más. Nico ha pasado por todas las situaciones posibles, así que será una gran motivación tener esta linda confrontación», expresa el bogotano.
Respecto a un posible ánimo de revancha por lo ocurrido el año anterior en Iquique, debido al pobre estado de la cancha, el reemplazante de Mauricio Hadad -quien lideró esa llave y luego renunció- prefiere dar vuelta la página. «Ya es parte del pasado y hay que pensar en el futuro. Recibiremos a la escuadra chilena como siempre lo hemos hecho», avisa.
Sobre las condiciones que se encontrará el conjunto comandado por el Vampiro, el otrora deportista advierte que serán muy diferentes a las de Santo Domingo. “Allá jugaron en pista dura y a nivel del mar, pero nosotros elegiremos Medellín, en tierra y a altura”, anuncia.
La serie se llevará a cabo entre el 7 y 9 de abril. A González, los ceacheís le sonarán familiares.