EFE/ El Gráfico Chile
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Reconocida es la rivalidad de ideas de las barras del Borussia Dortmund y el RB Leipzig, que chocaron este fin de semana en el partido que el equipo amarillo terminó ganando por 1-0 en el Signal Iduna Park.
El choque de ideas es claro. Mientras en los locales propugnan un fútbol participativo en que la propiedad de los clubes sea compartida por los socios que habitualmente acceden al estadio a ver a su equipo, la administración del equipo que hizo de visitante es diametralmente distinta, con los inversionistas de la empresa de bebidas energéticas Red Bull como principales dominadores de la institución y con una fama de tener hinchas relacionados con facciones neonazis a cuesta.
Por eso es que el ambiente para el encuentro del sábado fue tenso desde el principio. El Dortmund llenó su estadio con más de 80 mil personas y mostraron decenas de lienzos expresando su repudio al fútbol mercado, cómo el que venía con la frase, «für den Volkssport Fußball – gegen die, die ihn zerstören!», que significa: «Por el fútbol popular y contra aquellos que lo están destruyendo«.
Hasta ahí todo estaba en los marcos del respeto. Sin embargo, fuera del estadio la policía y la Federación Alemana de Fútbol (DFB) investigan los disturbios ocurridos antes del partido, donde habrían habido agresiones a seguidores del equipo visitante y agentes de policía antes de entrar al estadio.
«Las brutales escenas antes del partido entre el Dortmund y el Leipzig es algo que me deja consternado. Quien lanza piedras contra policías y ataca a familias con niños no debe estar en un estadio sino tras de rejas», dijo el ministro de Interior alemán Thomas de Maiziere.
El partido no había sido declarado de alto riesgo por lo que los seguidores de los dos equipos no fueron separados para entrar el estadio lo que habría sido aprovechado por cerca de 400 ultras del Dortmund para agredir verbal y físicamente a seguidores del Leipzig con lanzamiento de diversos objetos, desde huevos hasta piedras y latas de cerveza.
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En un comunicado de la policía aseguran que un grupo de entre 350 y 400 ultras tenía previsto atacar el autobús del Leipzig lo que pudo evitarse cambiando la ruta. Además, desde la institución visitante alegaron por una pancarta contra el director deportivo del club, Ralf Rangnik y otra que llamaba a tirar «piedras a los toros», fomentando la violencia contra el equipo rival.
Pese a que todo se mantiene en investigación, el director administrativo del Dortmund, Hans-Joachim Watzke, se disculpó con Rangnik por las pancartas ofensivas, ante todo por un lienzo que le invitaba a suicidarse.
GRAF/JR