El final fue épico, con los jugadores de Atlético Tucumán celebrando una dramática clasificación a la tercera ronda de la Copa Libertadores de América a costa de El Nacional. Emocionante por todos los problemas que enfrentó un equipo argentino que llegó sobre la hora a disputar el encuentro en Quito, conmoviendo al mundo del fútbol por su sacrificio y constancia pese a la adversidad.
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En el momento se llevaron los aplausos, sin embargo, una historia silenciosa le quita bondad al momento, al revelarse las amenazas que habría recibido el equipo que representa a las fuerzas armadas ecuatorianas para que se jugara el partido pasara lo que pasara.
En un comunicado con siete puntos, el equipo ecuatoriano aclara las «tergiversaciones vertidas en relación al juego» y fundamenta su postura para impugnar la decisión de dar por ganador a los argentinos que esa tarde vistieron la camiseta de la selección Albiceleste sub 20 que juega el Sudamericano en Ecuador.
«La posición de El Nacional fue de respetar el reglamento» aclaran, para después acusar al peruano Javier Quintana, delegado de la Conmebol, que habría amenazado a los dirigentes: «Le recuerdo presidente (Tito Manjarrez) que esa es su posición, pero la decisión final la toma la Unidad Disciplinaria de la Conmebol», le dijeron.
A 10 minutos para que se cumpliera el tiempo limite para el comienzo de la brega desde la Conmebol le habrían dicho que «el partido se juega porque se juega», además de advertir que en caso de no presentarse tendrían una cuantiosa sanción: «indemnizar al club rival con 200.000 dólares y a la Conmebol por 500.00 dólares y, además, sería suspendido de participar durante cinco años de todo torneo internacional organizado por esta entidad deportiva».
El Nacional anunció que se están haciendo asesorar por un estudio jurídico español especializado en temas deportivos, para que «se respete la argumentación reglamentaria en el documento que expone nuestra posición».
