«Yo pensé que me había tocado vivir todo en el fútbol, pero con esto ya puedo decir que me ha tocado vivir de todo en esta actividad», reflexiona Jorge Aravena, quien tras una fugaz experiencia en como director técnico del Comerciantes Unidos de Perú puja por volver a Chile y recuperar la tranquilidad luego de atravesar el capítulo más tenebroso de su vida, con amenazas de muerte incluidas.
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Gran sorpresa provocó a fines de 2016 la noticia de su arribo al modesto Comerciantes, un joven equipo de la ciudad de Cutervo, de la norteña región de Cajamarca de Perú. Con apenas 14 años de vida, este elenco decidió contratar al Mortero para un 2017 donde la Copa Sudamericana aparecía como gran desafío, sin embargo la estadía del DT chileno en Las Águilas duró poco y nada.
Y lo que duró fue una pesadilla, según su propio testimonio. «Ya no sigo en el equipo, desgraciadamente dos dirigentes nos amenazaron con enviarnos rondas, fueron dos dirigentes distintos y en distintos momentos. Aquellas amenazas nosotros las tomamos derechamente como amenazas de muerte, o sea dos dirigentes nos amenazaron de muerte. Las rondas campesinas son agrupaciones de gente muy violenta, por eso tomamos las amenazas como tal», cuenta séptimo goleador histórico de la Roja a El Gráfico Chile.
Dos dirigentes nos amenazaron de muerte
Desde el viernes pasado, Aravena y su preparador físico Cristián Vial, han comenzado la epopeya para abandonar Perú, pero el asunto no es tan simple. «Nosotros queremos que nos paguen todo lo que nos deben, porque en realidad no nos han pagado nada. Queremos que se nos pague lo que se nos adeuda por el trabajo realizado y que se nos den los boletos de avión para poder irnos de una sola vez. Estamos bastante desesperados», expresa el ex DT de Palestino.
Misión regreso
Al ser comunicados de sus respectivos despidos, el capítulo Comerciantes para Aravena y Vial no se ha cerrado y, de momento, presenta pocos avances para poder cumplir con el gran objetivo de estos días: regresar a Chile.
«El sábado pasado tuvimos una reunión con el presidente del club, Aníbal Pedraza, en ella nos decía que lo de las amenazas no era así y quedó espantado con todo lo que le contamos. Nosotros llevamos copias de los mensajes amenazantes y milagrosamente después de esa reunión no hubo más amenazas. Él está en permanente contacto con nosotros, nos llama cada una hora para saber cómo estamos», narra el zurdo.
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Pero más allá de aquellas buenas intensiones de Pedraza, en lo concreto no hay avance que le permita a los protagonistas de esta historia ponerle punto final. «El viernes nos fuimos a Chiclayo, la mañana del sábado nos reunimos con el presidente del club, pero no avanzamos casi nada. Después regresamos a Cutervo y vamos a estar aquí hasta el miércoles, de ahí volveremos a Chiclayo, donde nos quedaremos en un hotel hasta firmar nuestros finiquitos y dejar todo listo para poder regresar a Chile», explica el ídolo del Puebla.
Nosotros llevamos copias de los mensajes amenazantes y milagrosamente después de esa reunión no hubo más amenazas
En medio de este capítulo repleto de amargura, las cosas buenas se deben destacar, por eso el ex futbolista del Real Valladolid se detiene en lo siguiente: «quiero remarcar y agradecer públicamente la ayuda que nos ha brindado Miguel Ángel Arrué, quien apenas se enteró de nuestra situación, se consiguió mi número y nos ha ofrecido toda su ayuda. El es un técnico chileno con una larguísima trayectoria en Perú, vive en Chiclayo y no nos ha dejado solos, ha tratado de estar con nosotros en todo momento. Se ha portado espectacular».
Pesadilla desde el principio
Si Aravena califica como un «desastre» la parte final de su experiencia en Perú, también plantea que desde que llegó al Comerciantes convivió con una realidad repleta de problemas.
«Desde que llegamos a Cutervo hemos convivido con problemas, por ejemplo cuando se me contrata, el presidente me dice que me iba a esperar para armar el plantel juntos, pero llego y ya tenían todo listo. Yo sólo pude fichar a dos jugadores peruanos», relata el campeón con la UC en 1984, agregando que «hubo una ocasión en la que tuve que pagar el desayuno de todo el plantel, de verdad, acá los problemas se presentaron en todo momento».
La gran traba para cerrar definitivamente este ciclo estuvo en permanente gestación mientras el Mortero trabajó en el club que se fundó el 19 de septiembre de 2002. Por estos días, el entrenador de 58 años exige que se le pague el dinero que se le debe, para así poder firmar el finiquito y volver a Santiago.
Hubo una ocasión en la que tuve que pagar el desayuno de todo el plantel, de verdad, acá los problemas se presentaron en todo momento
«Nos deben todo. Menos mal que uno es ordenado y tiene sus ahorros, porque nos hemos tenido que mover con nuestro dinero. Queremos regresar y tranquilizarnos. De hecho hay algunos implementos de trabajo míos y de Cristián que se quedaron en el club, pero a esta altura que se queden con ellos con tal de poder volver», declara el zurdo.
«Deberíamos reunirnos el miércoles o jueves nuevamente con el presidente del club. Ojalá tengamos novedades y pueda regresar cuanto antes a Chile», agrega.
La peor experiencia
Con más de cuatro décadas en el mundo del fútbol, el mediocampista con mejor registro de gol en la historia de la Selección ostenta vivencias de todo tipo, pero no duda en calificar lo de Cutervo como «lo peor de mi carrera».
«Puedo entender que los hinchas se molesten con los resultados, puedo entender hasta los fuertes insultos, pero que te amenacen de muerte es una cosa inaceptable, nunca me había tocado vivir algo ni parecido», establece.
Es más, el goleador de las Clasificatorias Sudamericanas a México 1986 subraya que «ni siquiera en Colombia, cuando me tocó jugar en Cali, entre 1986 y 1998, o sea, justo en una de las etapas más dolorosas para ese país, en el momento más fuerte de la guerrilla y del narcotráfico, nunca recibí una amenaza, de ningún tipo, pero me viene a tocar acá, en Cutervo. Ha sido una experiencia espantosa».
Además, Aravena comenta que «nuestros familiares están tremendamente preocupados. En mi caso ellos saben que soy un tipo muy tranquilo, por lo mismo están muy impresionados con todo lo que sucede. Y en el caso de Cristián es aún más difícil, porque su señora se encuentra embarazada».
Todo lo malo de esta experiencia tiene al Mortero pensando en su pronto regreso a Chile, pero también en su pronto regreso al fútbol. «Uno quiere estar en el fútbol, siempre, uno vive de esto. Cuando termine todo esto lo tomaré como una amarguísima experiencia, pero tendré que levantarme y seguir mirando hacia adelante», remata.