El Gráfico Chile / AFP
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Juega más en corto que los otros, hace más entradas que el resto y cada vez suma más goles. También fuma más y no esconde su amor por las largas noches romanas. Protagonista de una excelente temporada con la Roma, el belga Radja Nainggolan ha hecho del exceso una forma de vida.
Y para el entrenador de la Roma, Luciano Spalletti, el espectacular progreso del mediocampista del mohicano dorado es todo una cuestión de equilibrio. «Sin duda, Radja ha encontrado su equilibrio en el exceso constante. Otro encontrará el equilibrio haciendo un poco de esto, un poco de lo otro, comiendo poco, bebiendo un poco… Él ha encontrado también su equilibrio», explica el DT italiano.
En la cancha se traduce en una actividad incesante. Jugando más adelantado esta temporada, Nainggolan se ha destapado como un gran goleador, con 9 tantos en el campeonato, 12 contando todas las competiciones. Sin embargo no ha renunciado a sus carreras plenas de energía, sus intensas entradas y su gran polivalencia, lo que le convierten en un elemento irremplazable en el equipo de la capital italiana.
«Vale tanto como Pogba. Tiene este nivel, es muy fuerte, en un jugador top», añade Spalletti, quien califica a Nainggolan como «un caballo de raza».
«Jugador de discoteca»
Fuera del terreno de juego, Nainggolan también está en todas partes. Es un hombre de excesos y sin secretos. Sale por la noche, fuma y todo el mundo lo sabe, incluso no le importa que lo graben.
Hace algunas semanas, se publicó un video en el que aparecía por la noche al volante de su automóvil, con un cigarro en la mano, hablando con los aficionados sobre su odio a la Juventus, «que gana todo con un golpe franco o un penal», según sus palabras.
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«Soy un jugador de discoteca. No tengo ganas de quedarme todas las noches en la casa, quiero disfrutar de la vida», explicó en 2015 en una entrevista con la revista Rolling Stone.
Soy un jugador de discoteca. No tengo ganas de quedarme todas las noches en la casa, quiero disfrutar de la vida
Nainggolan llegó a Italia con 17 años para jugar en el Piacenza de la Serie B a cambio de 100.000 euros tras una infancia difícil en la que fue abandonado por su padre indonesio. Más tarde conoció el alto nivel con el Cagliari, donde se ganó el apodo de «Ninja». Desde 2014 juega en la Roma.
En su vida privada, el belga está casado con Claudia, con la que tiene dos niños y con la que comparte su afición por los tatuajes y los peinados vistosos. Claudia tiene una tienda de moda en Roma, justo al lado de su estudio de tatuajes preferido. Una cuestión de encontrar el equilibrio.
