Por Álvaro Bley – @alvarobley
Medio partidario Frecuencia Cruzada
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El martes hablé con alguien que no es hincha de la Católica y me preguntó que cuándo jugábamos por la Libertadores. Yo le dije que hoy día, y me preguntó si era contra Atlético Paranaense y yo le dije que sí y que era allá. «Uh, le van a meter la pelota en la raja», me respondió. Yo no lo pesqué, y no porque tuve una visión futurista sobre lo que iba a pasar, sino porque quería disfrutar el momento. Disfrutarlo y no sufrirlo. Hace 5 años que no jugábamos una Libertadores y ahora por fin estaba el nerviosismo, la ansiedad, la importancia. Ya no más Sudamericana, no más equipos raros –como Goianense, Real Potosí o Bella Vista-, no más camisetas grises, calipso ni negras; por fin estar en lo estelar, pelear por cosas importantes. Y eso era una alegría.
Me escapé un poco antes de la pega y preparé la once tempranito, para poder ver el partido tranquilo y que nada interfiriera. Igual la tranquilidad nunca es completa, porque no falta la ansiedad de meterse a Twitter y encontrarse con alarmismos: el peor inicio desde Garré, hace como tres años y medio que no juega Espinoza, la horrible estadística de Católica en pasto sintético, el sorprendente registro del Paranaense con menos de un gol en contra por partido jugando de local y así. Un ejército de periodistas y twitteros aficionados entregando un arsenal de estadísticas para que después, con la derrota ya sufrida, puedan decir: vieron, yo lo dije.
Sí, lo dijeron, se acercaron mucho a la verdad e incluso estuvieron a dos minutos de predecir el futuro con sus matemáticas no tan aplicadas. Está bien. Pero no me amarguen, no me pongan presión innecesaria: la Libertadores es disfrutar, es orgullo, es la posibilidad de hacer algo grande. Sufrir es pelear el descenso, que tu club esté quebrado, eso es sufrir. Obviamente los partidos estos se sufren, pero es sufrir al ver que la gloria está tan cerca.
Igual es decisión mía meterme a Twitter y además ver y escuchar programas de hombres futboleros hablando demasiado. Lo asumo. Pero la ansiedad no es decisión, que la espera se haga eterna no es decisión, entonces caigo en la trampa y consumo la caca: que a los equipos chilenos les ha ido tan mal en la Libertadores, que no hay forma, que la Católica debería sacar la cara pero va penúltima en el campeonato nacional y además en el grupo de la muerte de la Copa.
El empate de Noir lo grité como nunca, porque son palabras mayores. Son 5 años de estar en el segundo plano, y volvimos y volvimos con todo. Plantándonos en campo rival, con buena posición de pelota y remontando con muchos huevos un 2-0 que parecía listo. Nada más lindo. Y quedé con la sensación de que no tenemos nada en contra: Tenemos todo para gozar.