Por Javier Ríos Rodríguez, enviado especial a Buenos Aires
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Fue su primera vez vistiendo la Roja en el Monumental de River, su antigua casa, sin embargo, Alexis Sánchez no se achicó. Desde el inicio pidió la pelota con personalidad y en su puesto natural, por la izquierda, se movió por todo el frente de ataque, incluso se recogió y recibió duras faltas de Javier Mascherano que finalmente el equipo no aprovechó. Anunciaba un protagonismo en la noche de Buenos Aires al que quería visitar hacer rato con la Selección.
El tocopillano no pudo estar en la derrota por 2-0 del 13 de octubre de 2007, por una rotura de ligamentos en el tobillo, mientras que cuatro años después, el 7 de octubre de 2011, quedó al margen del encuentro por un desgarro en el bíceps femoral. Este jueves se quería desquitar en Clasificatorias.
Ausencias que no lo amedrentaban, porque Alexis conocía de sobra el estadio de Núñez, donde jugó en la temporada 2007-2008 con el equipo de la Banda Sangre, conquistando el título del Torneo de Clausura con el elenco que dirigía Diego Pablo Simeone.
El chileno quería recordar esos momentos y fue el generador y el hombre distinto del equipo de Pizzi, aunque en el primer tiempo las cosas no se le dieron. Se juntó poco con Jean Beausejour y pecó de individualista con jugadas muy difíciles de concretar.
En el segundo tiempo, en cambio, se echó el equipo al hombro y encontró más compañía con Nicolás Castillo y Jorge Valdivia. Tuvo el gol del empate con un impecable tiro libre que fue a dar directamente al palo.
Totalmente posicionado en la izquierda, en su mejor jugada bailó a la defensa y sólo lo pararon con una violenta falta justo en la línea del área. El 7 se paró sin llorar y se puso frente al balón… su tiro desviado lo frustró haciéndolo levantar su camiseta y morderla con rabia. Hizo un mejor partido que el considerado mejor jugador del mundo, Lionel Messi, no obstante, el zurdo anotó de penal.
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Alexis se sobrepuso y lideró una gran segunda parte chilena en un recinto adverso. Al final, su imagen tratando y tratando se ganó los aplausos de la Marea Roja y más patadas de los zagueros trasandinos.
Alexis brilló en su primera vez en el Monumental, pero el palo le negó el gol con que habría transformado un buen partido en una noche inolvidable.