Álvaro Valenzuela – Asamblea de Hinchas Azules
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Tenía pensado hablar del partido contra Colo Colo del pasado sábado en el estadio Nacional. Para mi, era un placer poder opinar sobre un partido que se veía (y fue) muy apasionante. La realidad nos lleva por diversos caminos, en el caso de esta columna, sólo estimo dedicarle un par de líneas al encuentro entre los dos colosos de nuestro fútbol.
Lo urgente no puede sobrepasar a lo importante, y aunque los medios nacionales ahora hablan de los errores cometidos por los arqueros en el Superclásico, tengo el deber moral de no dejar pasar la oportunidad de entregar mi opinión sobre los hechos ocurridos el miércoles 5 de abril en el Estadio Arena Corinthians de Sao Paulo. Aclaro, eso si, que yo no estuve ahí, que mi fuente de información no es mayor ni menor a la que las redes sociales y algunos medios han entregado en los días posteriores. De todas maneras, la imágenes fueron estremecedoras, un grupo de policías entrando al sector donde se ubicaba la parcialidad de Universidad de Chile a punta de palos y golpes de pie y puño donde no distinguió edad, género o culpabilidad alguna sobre un delito no especificado.
No podemos y no debemos dejar pasar la paliza sufrida por personas en un estadio de fútbol, personas que fueron víctimas de la extrema violencia policial brasileña. Y no sólo en eso, hay que ser tajantes en que quienes son las víctimas en todo suceso. Sin buscar excusas baratas relacionadas con destrozos de algunos asientos.
Esta violencia no cesó con el pitazo final en una noche amarga paulista, en más, sólo aumentó cuando desde Chile llegaban opiniones que descalificaban a los barristas en argumentos que sólo reflejaban un clasismo aberrante hacía aquellos que, por ese entonces, vivían muy duros momentos en alguna celda brasileña.
No hubo empatía, no hubo misericordia y ni siquiera hubo un mínimo análisis en sus palabras. Líderes de opinión comentando con una liviandad y aplaudiendo la respuesta de la policía militar brasileña olvidando todo atisbo de proporcionalidad de fuerza y respuesta en relación a la falta. Insisto, yo no estuve en Sao Paulo, pero Felipe Bianchi tampoco quien en su columna del diario La Tercera titulada “Vergüenza, una vez más” se despacha esta frase “..¿Que había mujeres y niños? Debieron pensarlo antes, cuando iniciaron los desmanes. Recordarlo después suena a conveniencia, a atenuante pueril y lloriqueo.” Y esa es una muestra clara de clasismo y sobre todo de violencia.
Violencia es lo que salió de la boca del presidente de Azul Azul, don Carlos Heller, quien con una desfachatez hiriente y una muy dolorosa indiferencia no tuvo tiempo ni decencia para dedicar más de una frase a lo sucedido. Se desmarcó de los hechos y eludió toda responsabilidad (que la tiene, por su cargo). Su directiva, no prestó ninguna ayuda a los detenidos. Con esto, Heller, mostró su calaña y falta de clase para dirigir a una institución como la nuestra. Lo digo con el mayor de los respetos, pero su actitud es lo que no queremos para Universidad de Chile, para el fútbol chileno ni para nuestro país.
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Su falta de visión y el notable abandono de deberes han sido la gota que rebalsó el vaso con la paciencia que se le puede tener a Azul Azul. Una cosa es tener visiones diferentes sobre un club y la actividad en general, pero otra muy distinta es que te importe nada lo que le pasa a miembros de la U, y lo que nos queda de club (si, somos miembros de la U, les guste a quien le guste). Los hinchas con sus escasos recursos han decidido organizarse y ayudar a sus camaradas que aun están en Brasil, en resumen: haciendo el trabajo que debía hacer la dirigencia.
Para el final, un agradecimiento a Johnny Herrera, persona con la cual difiero en la mayoría de sus declaraciones, pero que fue el único valiente capaz de expresar apoyo a los hinchas y defender su condición de personas en todo el proceso. Un capitán de verdad.
Ah, y el partido, hermoso encuentro, contra un gran rival, con un hermoso marco de gente y con equipos que quisieron ganar. Notable las actuaciones de Reyes, Mora, Jara y Espinoza. Pudimos ganar aunque también estuvimos cerca de quedarnos en nada. Se agradece el esfuerzo y el hambre de triunfo. Hace mucho no disfrutaba un partido así