No existe acto que exaspere más a un hincha que el rival haciendo tiempo cuando tu equipo necesita llegar a un empate postrero, más aún si el contrincante de turno es el clásico de la ciudad, pero en Dinamarca los fanáticos del Brondy rompieron todos los límites para demostrar su rabia, cuando el triunfo del Copenhagen ya se consumaba.
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El gol de Benjamin Verbic daba tranquilidad a los visitantes que comandan la tabla de la Liguilla final en el país escandinavo, por eso cuando quedaban 5′ minutos para el final del encuentro en el Brondby Stadion, los delanteros empezaron a retener la pelota en una esquina. Las pifias cayeron de inmediato, acompañadas de una inusual protesta: les lanzaron dos ratas muertas a los delanteros blancos que impresionados las patearon fuera de la cancha.
El árbitro Michael Tykgaard hizo caso omiso de la afrenta y logró terminar el encuentro más allá de la molestia visitante, que nunca olvidará el gesto por ser tan defensivos.
Desde la dirigencia local repudiaron la actitud y anuncian sanciones: «Ahora vamos a ver todo el material de vídeo y fotografías … entablaremos un diálogo con los grupos de seguidores con la esperanza de que podemos identificar a la persona responsable y asegurarnos de que él o ella se retira de los estadios», señaló Troels Bech director deportivo del Brondy.