Ya lo dijo Johnny, medio en broma, medio en serio: “Como rival de ustedes, ojalá que no se vaya a Argentina”. Les haya gustado o no la forma en la que Sampaoli se fue de nuestro país, tema ya debatido largamente, en lo que hay total acuerdo, salvo las opiniones de algunos “ciegos”, es en que el casildense fue el hombre clave para cambiar la historia de derrotas y triunfos morales de la selección chilena.
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Al otro lado de la cordillera hay un escenario similar al que había cuando Sampa asumió en la Roja: un DT echado porque no fue capaz de manejar un camarín “pesado” y un equipo que no juega a nada, pero con las chances intactas de ir al Mundial. No hay que ser Pitágoras para darse cuenta de que, más allá de la histeria de buena parte del periodismo deportivo transandino, las probabilidades de que la Albiceleste clasifique a Rusia 2018 son muy altas.
De cumplirse la lógica, Messi y compañía estarán en la Copa del Mundo, ya sea por la vía directa o por el repechaje. Y con más de un semestre para implantar su filosofía, el todavía entrenador del Sevilla puede hacer maravillas con un plantel como el argentino.
Si fue capaz de convertir a Vargas en un delantero letal con la camiseta roja mientras Edu no le hacía un gol ni al arcoíris en sus equipos, imagínese lo que podría conseguir con Dybala, por ejemplo. Si logró que Díaz fuera el bastión de la mitad de la cancha cuando Carepato jugaba en clubes europeos de segunda línea, piense en lo que podría transformar a Kranevitter, entre tantos otros.
Aunque la prensa local exagere con que su combinado vive uno de sus peores momentos históricos, continúan siendo los actuales vicecampeones mundiales, los vigentes doble finalistas continentales y teniendo al mejor y a varios de los más destacados futbolistas del planeta. La materia prima sigue estando entre las más ricas del globo y si hay alguien que sabe sacar rendimientos, ése es el nacido en Casilda.
Eso sí, hay que ver si lo dejan trabajar tranquilo, porque es vox populi que la interna de la Celeste y Blanca, más que un vestuario, parece un grupo de amigos, pero ya teniendo el respaldo de Leo, inmediatamente tendrá el de Mascherano, los capitanes con y sin jineta. Ellos dos, más la generación actual, tienen claro que es ahora o nunca para sacarse el estigma de “segundones”.
Es cierto, falta que se concrete la llegada (las señales indican que así será), que timbren su boleto mundialista (no asoma tan complicado) y que los jugadores se cuadren detrás de la “idea” (con los referentes comprometidos, el resto se pondrá a la fila). Si todo eso pasa, agárrense que los argentinos van a encontrar su norte, como advirtió Herrera.