Un número cerrado empuja a celebrar con bombos y platillos, pero si el presente no es el mejor, los festejos no pueden sobregirarse. Así, Universidad Católica llevó a cabo la celebración de sus 80 años de vida en una jornada de emociones intensas en San Carlos de Apoquindo.
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Con el equipo fuera de pelea por el título del Clausura y con el foco puesto en la Liberradores, la UC se encontró con el partido ante O’Higgins, por la undécima fecha del campeonato, justo en el día de su aniversario. Había que celebrar, pese a que el presente deportivo en el plano local no era el ideal.
El director técnico del primer equipo de la Franja, Mario Salas, mandó a la cancha un equipo mixto, tendiente a la definición de alternativo. Con Franco Costanzo en el arco y con la jineta de capitán comenzaba el equipo estudiantil que debió enfrentar a un cuadro celeste que llegó a Las Condes con la esperqnza de ganar para así mantenerse en la disputa por la corona del torneo.
Titulares habituales como José Pedro Fuenzalida, Enzo Kalinski y Santiago Silva vieron el partido desde la tribuna, ya que al tener ciertos problemas físicos, el cuerpo técnico optó por guardarlos, pensando en el duelo ante San Lorenzo del próximo martes en Buenos Aires por la fecha 4 de la fase de grupos de la Libertadores 2017.
Además, otros que gozan de la estelaridad de forma recurrente como Cristopher Toselli, Diego Buonanotte y Ricardo Noir observaron el encuentro desde el banco de suplente. Los postergados estaban llamados a ser protagonistas de la noche y lo fueron. El ya nombrado Costanzo, Carlos Lobos, Carlos Espinosa, Fernando Cordero y Roberto Gutiérrez fueron los actores principales en el día en que la UC apagó las velas por su cumpleaños 80.
El avasallador 5-2 sobre O’Higgins tuvo como gran figura futbolística al resistido Espinosa, quien con dos golazos tapó las bocas que habitualmente lo tienen como blanco de críticas. Con una volea perfecta y una definición muy precisa, el zurdo se matriculó con dos goles, sus primeros tantos en San Carlos de Apoquindo desde que es jugador de Universidad Católica.
A los 76 minutos, el recinto de la precordillera se fundió en aplausos. El protagonista futbolístico de la noche, Carlos Espinosa, abandonó la cancha y en su lugar entró el ídolo Milovan Mirosevic en su debut como jugador en la era Mario Salas. Pasó un año para que el Milo volviera a las canchas de forma oficial tras una larga lesión y pasaron tres para que el mediocampista de 36 años volviera a disputar un duelo por los puntos con la camiseta franjeada.
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La hinchada no podía recibir mejor regalo en un día de festejos. Con el equipo ganando y mostrando buen nivel, los fanáticos de la tribuna Mario Lepe contagiaron a gran parte de San Carlos a cantar «dale Milovan», exigiendo así su entrada al campo de juego. Y desde su perspectiva deportiva, el DT Mario Salas también entendió que era el momento para el ídolo cruzado.
Por si fuera poco, un jugador que goza de alto cariño en la UC le dio tintes de goleada al encuentro con un golazo: el Pájaro Roberto Gutiérrez puso el 4-2 parcial con un perfecto tacazo. Y ya en los descuentos, tras buena acción individual de Mirosevic, el joven Fabián Manzano selló el 5-2 con un potente disparo.
Fue una noche redonda, aunque igual se produjeron algunas acciones poco agradables, como los constantes encontrones de Alfonso Parot con el promisorio jugador celeste Francisco Arancibia o la lesión del defensa Germán Lanaro, quien salió con un fuerte dolor en la costilla tras un choque con el arquero Franco Costanzo.
Pero lo anterior se compensó con el idóneo clima de festejo, el que estuvo marcado por la sobriedad. No hubo fuegos artificiales ni música en vivo, pero sí hubo otro tipo de actividades que cautivaron al público de San Carlos, como la presentación de todas las ramas deportivas fel club durante el entretiempo, donde se lució el aeromodelismo a punta de vistosas maniobras que sacaron genuinos aplausos de las graderías.
Una fotografía publicada por el capitán Cristián Álvarez en camarines exhibió parte de la intimidad del festejo de los jugadores en una noche especial, pese a que el triunfo a esta altura no alcanza para soñar con el tricampeonato. Del mismo modo, un sonriente Benjamín Kuscevic resumió lo especial de la jornada mostrando el gran tesoro que rescató en el día del cumpleaños 80 de la UC: la manchada camiseta que vistió su ídolo Milovan Mirosevic en su anhelado retorno a las canchas quedo en sus manos.