Universidad Católica, gracias a un golazo de Fernando Cordero, estaba consiguiendo un valioso empate a un tanto en Buenos Aires ante San Lorenzo y seguía dando pasos rumbo a octavos de final de la Copa Libertadores. Pero a cuatro minutos del final cambio todo el panorama: un centro de Bautista Merlini fue conectado por un pequeño Cristian Nahuel Barrios y decretó el 2 a 1 definitivo en favor de los locales.
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El Perrito, como le dicen en Argentina, no lo podía creer y en la UC tampoco. Un pequeño de 1,56 metros, criado en las inferiores de San Lorenzo desde los nueve años y quien recién firmó este año su contrato profesional hasta 2020, le ganaba la posición a Ricardo Noir y marcaba de cabeza el tanto que le dio el triunfo al Cuervo, el primero desde 2015 en el torneo continental, y les permitió tomar oxígeno en la Copa, luego de sumar cuatro unidades y encender aún más el Grupo de la Muerte, donde lidera Flamengo con seis puntos, lo sigue la UC con cinco y luego viene Atlético Paranaense, también con cuatro positivos. Ahora, aún queda en la cuarta fecha el duelo entre los brasileños.
Pero lo más increíble, además de que por su estatura ganara un cabezazo, es que el joven de 18 años, considerado uno de los mejores canteranos de los argentinos, estaba haciendo su debut profesional por el Cuervo y recién llevaba dos minutos en cancha cuando marcó el gol de la victoria. No por nada todos sus compañeros se lanzaron sobre Barrios y lo hicieron desaparecer en la celebración.
«No lo puedo creer, todavía no caigo. Traté de no escuchar eso (críticas por su estatura) y por suerte se me dio. Tuve que saltar para atrás porque se me pasó la pelota. Ya tenía un par de goles de cabeza en las juveniles», señaló, casi al borde de las lágrimas, un pequeño que se hizo grande en la Copa Libertadores.
