Columna: Más vale Pájaro en cancha…

El de Curacaví merece una oportunidad desde el arranque en el Maracaná.

Se enoja Mario Salas en la conferencia post Clásico Universitario, pero la verdad es que la pregunta, más que acertada, cae de cajón: frente al Flamengo, en el partido más importante en lo que va del semestre para Universidad Católica, ¿debe ser titular Gutiérrez o Silva como “9” de área?

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Si nos vamos a los números, la respuesta es clara: en 10 duelos, contando los del Clausura y la Libertadores, el Pájaro lleva cuatro goles, mientras que el Tanque, en 14 encuentros, apenas la ha embocado tres veces.

Y si comparamos los tantos por minuto, la conclusión es más nítida: el formado en la UC lleva uno cada 113 y el ex Banfield suma uno cada 408 vueltas al reloj.

Nada nuevo bajo el sol, porque cuando el uruguayo llegó como el “reemplazante” de Castillo, en este mismo espacio se dejó en claro que su promedio ni siquiera se acercaba al del Nico, con 11 anotaciones en el 2016, ocho en el 2015, cinco en el 2014 y 12 en el 2013, contra los 24 del renquino el año pasado.

Terminando el cruce ante la U, al lado mío se sentó José Luis Villanueva, quien discutiendo con otro hincha cruzado, le dijo: “Yo sé lo que es ser delantero de la Cato. Hay que saber jugar”.

Y tiene razón, porque por más que el compromiso del charrúa sea irreprochable, deja mucho que desear en cuanto a lo futbolístico.

Si hay algo que no se le puede criticar al pelado es su entrega, porque en cada jugada deja la vida, pero a veces se olvida de que esto se juega con una pelota y que no siempre hay que ir al choque, sino también picar al espacio, devolver una pared o simplemente ubicarse en la posición correcta para que Buonanotte te deje mano a mano con el arquero rival.

Difícil decisión para el Comandante, entre el único refuerzo que le trajo Cruzados para “pelear” la Copa -cómo deben estar arrepentidos de no haber contratado a un defensa- y un atacante que asomaba como el tercero en la lista, incluso detrás de Llanos.

El debate está abierto y un gol -como el del Tanque al Fla en San Carlos- te cambia todo, pero, a priori, el de Cuaracaví merece una oportunidad desde el arranque en el Maracaná.

Más vale Pájaro en cancha que Tanque chocando.

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