Mario Salas es de esos entrenadores que acostumbra a derrochar intensidad desde la banca cuando juegan sus equipos, sin embargo en la derrota 3-2 ante Atlético Paranaense en San Carlos de Apoquindo, la que selló la eliminación continental de los cruzados, el Comandante vivió una de sus noches más coléricas al mando de la UC.
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Si bien al comienzo mostró cierta mesura en sus actos, con el pasar de los minutos, y sobre todo en la recta final del partido, cuando se cuajó la victoria de los brasileños, el director técnico de la Franja sumó varias reacciones iracundas, las que dejaron en claro su pesar y frustración por perder el encuentro donde se jugaba el primer semestre de 2017.
El primer tiempo fue más moderado, evidentemente por el resultado, aunque en su primer reclamo por un cobro al árbitro uruguayo Jonathan Fuentes, le llegó una clara advertencia por parte del propio juez, quien le advirtió que no toleraría más reproches. De ahí en adelante sería el cuarto árbitro, Leodan González, el que se encargaría de exhortar al viñamarino.
Al minuto del gol de Santiago Silva, el que abrió el marcador en la precordillera, el ex rugbista se mostró sereno. Abrazo mesurado con sus colaboradores y con el lateral derecho Stefano Magnasco, sonrisa templada, mano empuñada y una caminata de regreso a su asiento en el banco dieron forma a la reacción de Salas.
La entrada a camarines para el descanso fue la habitual. El Comandante fue uno de los primeros en ingresar al túnel, tal como lo hace de costumbre. En la misma línea estuvo el regreso a la cancha para el complemento: su tradicional conversación con su asistente Leonardo Zamora marcó su retorno al terreno de juego.
Pero en la segunda etapa vendría el vendaval y con ello la rabia del entrenador franjeado. Los minutos avanzaban, Católica no podía aumentar su ventaja en el marcador, pese a contar con claras opciones. Salas repartía instrucciones, entregaba arengas, miraba su reloj y dialogaba con Zamora. Lo peor estaba por venir.
El gol de Eduardo Da Silva a los 76’ pegó fuerte, pero ante ello el bicampeón con la UC optó por brindarle apoyo a los suyos con su conocido “¡vamos! ¡vamos!”, sobre todo para Alfonso Parot y Ricardo Noir, quienes en el segundo tiempo estaban más cerca del banco estudiantil. Libreto similar se aplicó para el segundo gol visitante, obra de Douglas Coutinho a los 82’.
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El golazo de Ricardo Noir a los 84’ reafirmó la esperanza del estratega de Las Condes, como también la de los hinchas en la tribuna, pues en dicho panorama un tanto más ponía a la Franja en zona de clasificación a octavos. Por eso, Salas viró su mirada hacia la tribuna Sergio Livingstone, celebró y levantó los brazos como exigiendo apoyo a sus pupilos.
Pero aquellos festejos fueron ahogados casi al instante. A los 86’ Carlos Alberto puso el golpe de gracia al marcar el 3-2 y desatar un carnaval en el banco brasileño que contrastó con el funeral que se comenzaba a vivir en la suplencia del conjunto dueño de casa. Sorbo de agua y botella al piso por parte del entrenador cruzado.
Una patada al aire, un duro reto a un guardia de seguridad para que entregara rápido un balón que había caído en la tribuna y nuevas discusiones con Leodan González marcaron los minutos concluyentes de Salas en la fatídica derrota ante los de Paulo César Autuori. Pitazo final de Jonathan Fuentes y la rabia del Comandante quedó en evidencia: ademán con el brazo derecho como mandando todo a buena parte, rostro de enojo y una inmediata entrada al túnel compusieron la reacción final del DT de la UC.