Juventus tendrá que esperar al menos un día para ser campeona de la Serie A: la Roma (2ª) ganó 5-3 en el terreno del Chievo (14º), en la apertura de la 37ª jornada, y los turineses no podrán asegurar matemáticamente el Scudetto hasta el domingo.
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Para que la Juve hubiera sido campeona este sábado hacía falta una combinación de resultados complicada: que la Roma perdiera en Verona y que luego el Napoli (3º) no se impusiera a Fiorentina (7ª), en el otro partido del día.
Con su victoria, Roma se pone provisionalmente a un punto de la Juventus, que el domingo recibe al Crotone (18º). En caso de victoria, la ‘Vecchia Signora’ será campeona por sexta temporada consecutiva.
El miércoles, la Juventus ganó la Copa de Italia, por lo que sería el segundo de los tres títulos que el equipo de Massimiliano Allegri espera conquistar en este final de curso, ya que el 3 de junio se medirá al Real Madrid en la final de la Liga de Campeones en Cardiff.
Para la Roma, la victoria ante el Chievo es importante no sólo para apurar esas opciones de título, sino también para la carrera por la segunda plaza, muy importante en Italia porque permite jugar la fase de grupos de la próxima Champions League sin necesidad de una ronda previa en el mes de agosto.
Por el momento, la Roma se puso con 4 puntos más que el Nápoles (3º), que tiene la ocasión de volver a colocarse a uno antes de la última jornada.
Después de haberse visto por detrás 1-0 -por un gol del argentino Lucas Nahuel Castro (minuto 15)- y luego 2-1, los ‘giallorossi’ empezaron a mostrar su músculo ofensivo, con los ‘dobletes’ del egipcio Mohamed Salah (42, 77) y de Stephan El Shaarawy (28, 58).
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El otro tanto de la Roma en Verona lo firmó su estrella, el bosnio Edin Dzeko (83), con un soberbio disparo desde la frontal del área tras un pase de Radja Nainggolan. Dzeko ponía así el quinto de su equipo y su diana número 28 en esta Serie A, lo que le permite ser el líder de la tabla de máximos anotadores.
El segundo y el tercer tanto del Chievo fueron conseguidos por Roberto Inglese (37, 86), aprovechando la fragilidad defensiva de los hombres de Luciano Spalletti, que se salvaron por su efectividad en ataque.
