El Gráfico Chile

La única hincha de Burkina Faso: “Los chilenos pensaban que iba a ser más fácil, escuché que iba a ser 10-0”

Rasmata Ouedraogo es la única ciudadana del país africano en Chile y bandera en mano alentó a su selección, que también recibió el apoyo de hinchas de Nigeria y Mozambique.

Para Burkina Faso fue todo un acontecimiento jugar contra Chile y así lo demostraron sus jugadores que estaban fascinados con Arturo Vidal y compañía, así como la única persona de ese país que reside en Chile: Rasmata Ouedraogo.

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La monja de 35 años lleva dos años y medio en Chile, y ya dice «ya poh» como una muletilla,  en realidad, casi como una muestra del cariño que ha forjado por el país, mientras prepara sus oraciones para la congregación de las Hermanas de Santa Cruz en su capilla ubicada en Santiago Centro.

«Tengo confianza en mi equipo, les he dado mis bendiciones. Los caballos van a correr bien está noche», decía en la previa del partido, explicando el grito de guerra que vociferó casi en solitario en la tribuna y realizando una alegoría hípica de triunfo, mientras alentaba junto a un amigo proveniente de Mozambique y que la acompañó aprovechando las entradas dobles que les regaló la ANFP para el partido.

Rasmata comentaba que el frío iba a afectar más a sus jugadores que a ella, acostumbrada a las heladas de las mañanas invernales, al tiempo que demostraba su orgullo y su emoción por asistir a un partido desechado por los chilenos pero histórico para su país: «Llegaron representando a Burkina Faso y ya que estén acá es importante, yo sé que van a mojar sus camisetas».

A partir de ahí una conversación sincera con El Gráfico Chile abordando los prejuicios que tuvieron los medios con respecto a un país alejado, de nombre Alto Volta en tiempos pasados y que sufriendo golpe de estado tras otro todavía en el siglo 21 busca una independencia efectiva, con el fútbol surgiendo como una válvula de desahogo para superar estos momentos.

-Se habló mucho en la semana de las precarias condiciones con que contaba Burkina Faso en esta visita, ¿Crees que estas falencias determinan los éxitos deportivos o no son garantías de éxito?

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«Escuché eso y creo que no es verdad. Los fui a visitar y tienen sus cosas. Nosotros somos un país muy alegre, nos sentimos bien con otras emociones, con esa pobreza… y ser pobres materialmente no es un problema cuando eres rico espiritualmente. Nos sentimos bien».

-¿Cómo viven el fútbol en Burkina Faso?

Es muy parecido a lo que se vive en sudamerica, especialmente en los niños que están pegados con el fútbol sobre todo, es el deporte favorito y le dedican mucho tiempo a hacerlo en la calle. Tenemos problemas como todos los países, pero esto aliviana las tensiones.

-En el mismo sentido y conociendo el trabajo que realiza como monja católica en Chile ¿Cree en el fútbol cómo una válvula social?

El fútbol es un método de integración, queremos que sea así, que especialmente los niños se sientan bien en este país porque ya dejaron su lugar natal, sentirse en casa a través de esto se puede lograr. De ahí en más que se aplique en todo, que se acabe la discriminación y los prejuicios. Acá deben desarrollar sus talentos y sus dones».

Rasmata Ouedraogo habla como predicando, aunque durante el partido deja de lado la solemnidad y se entrega con todo al fútbol, con su bandera en mano y gritando a voz en cuello por su equipo del que tras batallados 90 minutos se declara orgullosa.

«Estoy muy contenta. Aunque perdimos yo sé que se han defendido más de lo que los chilenos esperaban. Yo escuché en mi barrio y en los buses que nos iban a hacer un 8-0, 10-0… pero no ocurrió. Los chilenos pensaban que iba a ser más fácil. La Roja tuvo que jugar muy bien para sacar los tres goles, estoy muy orgullosa de mis jugadores lo hicieron muy bien», dijo con el pecho inflado de alegría por haber asistido a su primer partido en vivo y por confiar en el fútbol como una herramienta de hermandad de los pueblos, un triunfo más importante que el 3-0 e el marcador electrónico que el Chile vs. Burkina Faso dejó como postal.

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