Por Pablo Yáñez Mena-Colaborador Asociación Hinchas Azules
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Se han contrapuesto dos opiniones muy marcadas en torno al reciente fichaje en la U del ex Colo Colo Rafael Caroca, demarcándose una línea gruesa entremedio y polarizando, en definitiva, a quienes se ubican en un lado u otro.
Recapitulemos. El arribo de Caroca estaba anunciado hace meses, luego que Azul Azul fijara su interés por la buena campaña que el volante tuvo con Iquique en el ámbito nacional y en el internacional. Al filtrarse que había una oferta, la Barra Los de Abajo en redes sociales da a entender su posición absolutamente contraria a la llegada de otro jugador formado e identificado con Colo Colo. Contrario al deseo de los hinchas, ya se ha confirmado su llegada por un año y medio. Relevante para llevar discusión es también el plan B que tenía la dirigencia en caso que Caroca no aceptara: la contratación de Felipe Seymour, reconocido hincha del Club.
Los campos en que se dividen ambas opiniones se posicionan una en contra de la operación y otra a favor. Examinemos las dos:
– En contra de su llegada está la apelación a que los jugadores que defiendan el Club de la U en el pecho deben estar identificados emocionalmente con su historia, ojalá ser formados en la casa. De no ser así, que no sea formado en el equipo rival, al que más se quiere vencer ¿Cómo pedirle a alguien que se mate corriendo y trancando en un Superclásico si quizás él preferiría ver al otro equipo vencedor? Viene también al caso el hecho de que ya son muchos los jugadores que en el último tiempo han vestido ambas camisetas, suponiéndose entonces el arribo de Caroca como una gota que rebalsa el vaso. Peor aún es el hecho de que en el mismo puesta juega Seymour, identificado con el Club y que solo se ve como opción B por dejar menos beneficio económico en el caso de una venta.
– A favor son variados los argumentos. En primer lugar, y contrarrestando la animadversión contra que alguien formado en Colo-Colo vista la azul, está la apelación al profesionalismo, tanto referido al jugador, que supuestamente actuará como un responsable trabajador debido a su contrato y no remará para el otro lado en un clásico, como al derecho laboral de cada quien de desempeñarse donde desee. En segundo lugar se sostiene que es obligación de los hinchas de la U de apoyar a quien llegue y seguir alentando, aduciendo que son los hinchas de Colo Colo quienes cantan en contra de sus propios jugadores.
Las diferencias entonces radican en posturas teóricas distintas. Se podrían argumentar, incluso, posturas políticas. Por un lado está la visión liberal del derecho al trabajo y una opinión de que los hinchas deben ceñirse a aplaudir y alentar. Por el otro, una visión que asiente que son los hinchas quienes deben estar participando completamente en las decisiones futbolísticas y que éstas deben estar basadas en construcciones colectivas específicas a respetar: la identidad.
Lo interesante entonces del caso Caroca es que da paso para hablar de si los hinchas de los Clubes están, por un lado, capacitados para tomar decisiones futbolísticas y, por otro, si esto es éticamente adecuado. Ha hecho tomar posturas con respecto a cuál es el rol que los hinchas llevan a cabo en un Club.
A manera de cerrar este análisis de ambas posturas se propone la necesaria noción de que, efectivamente, son los hinchas los principales gestores de la historia de un Club, en particular de uno como la Universidad de Chile, donde la gigantez del equipo está en directa relación con la gigantez de su hinchada. Dicho esto se propone como irresponsable que en un Club las decisiones se tomen sólo pensando en el beneficio económico y sin que los hinchas tengan espacio alguno donde reclamar.
En el marco de un Club social, la posible llegada de Caroca primero habría sido discutida en una asamblea semanal de rendición de cuentas de una comisión electa democráticamente. Después de presentar todos los detalles, económicos, tácticos, de entrevista personal con el jugador, etc., se podría haber tomado una decisión. Probablemente en una asamblea con socios no habría pasado el filtro, o quizás sí, pero habría sido tras la deliberación de los socios. Ese es el Club que queremos construir los que amamos la U.