A veces las palabras justas, en el momento acertado, pueden significar mucho. Y parece que la arenga de Claudio Bravo en la previa de la tanda de lanzamientos penales fueron el detonante perfecto para que la energía que le faltaba a sus compañeros de la Roja renaciera y se manifestara, logrando un triunfo histórico contra Portugal en las semifinales de la Copa Confederaciones.
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Claro, porque cuando la concentración se escapaba tras el 0-0 y el fatídico doble palo en los minutos finales del alargue, Claudio Bravo, justo después de que Manuel Suárez dictara la lista de elegidos con «Vidal, Aránguiz, Sánchez, Bose y Díaz», detuvo a sus compañeros que ya partían rumbo a la mitad de cancha para reunirse en un abrazo y la plegaria para un nuevo triunfo, motivándolos.
Ahí el silencio fluyó, cómo escuchando a un maestro: «Me saco el sombrero ante todos ustedes h… Peleamos, sufrimos, corrimos dejamos todo adentro h… No vamos a perder ni una h… lo vamos a ganar. Apoyemos a los compañeros, ¡pase lo que pase nos vamos con la cabeza en alto!«, dictó finalizando con un grito de guerra para ir rumbo al arco donde el árbitro iraní Alireza Faghani iniciaría la serie.
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De ahí en más las palabras se transformaron en actos. Los chilenos no fallaron y Claudio Bravo voló más que nadie para atajar los tiros de los portugueses Quaresma, Moutinho y Nani, golpeándose el pecho con furia cada vez que contuvo y corriendo a recibir el cariño de sus compañeros que lo ven cómo un verdadero líder.
Chile enfrentará al ganador del la semifinal entre México y Alemania el domingo a las 14:00 horas.