Fabián Estay es toda una celebridad en México. El ex futbolista chileno se radicó en tierras aztecas, donde ha desempeñado una fructífera carrera en medios de comunicación después de colgar los botines. Su vigencia mediática lo mantiene como un personaje de interés público y por ello sigue siendo requerido para diversas entrevistas sobre su vida.
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De tal modo, el mundialista en Francia 1998 con la Roja fue invitado a «El Lado B» de Mediotiempo, donde dio a conocer particulares momentos que fueron marcando sus primeros años de vida y su potente amor por el fútbol. Por otro lado, el ex volante abordó uno de los episodios más duros de su carrera profesional: su controvertido paso por el poderoso América, donde pese a ser capitán vivió en carne propia el ser un jugador resistido.
Sobre su niñez, el otrora mediocampista creativo contó que «era un chico travieso, me corrieron (expulsaron) de dos o tres colegios, pero no por malo, sino por ser muy inquieto, por ser bromista, por estar todo el día con la pelota, pero fue una infancia muy feliz en Santiago, en Conchalí, siempre ligado a la pelota, aunque fuera de plástico, siempre andaba con mi pelota«.
Justamente sobre ese temprano apego al fútbol, Estay narró que «tenía cerca el estadio Santa Laura, donde jugaba Unión Española, Audax Italiano, Palestino y Católica. Tomaba una micro, estaba a 30 minutos de ahí, entonces desde los 8 años empecé a ir al estadio. Yo era de esos chavitos que saltaba la reja y me metía a la cancha a abrazar a los jugadores. En ese tiempo habían tres partidos seguidos y me quedaba a los tres. Llevaba un pan con mortadela, o con lo que hubiera, y me quedaba todo el día viendo partidos«.
Por su cercanía con Plaza Chacabuco probó suerte en Unión, pero en los rojos fue rechazado. «Me fui a probar a los 10 años y no quedé. Al año siguiente salió en el periódico que Católica estaba probando jugadores, era un equipo más elitista, por decirlo de alguna manera, estaba en el oriente de la ciudad, tenía que tomar varias locomociones, pero quedé«, relató.
Allí se comenzó a forjar su amor por la UC. Pese a jugar en los tres grandes de Chile, el Pelusa no duda en decir que la Franja, junto al Toluca, están por sobre los otros 10 equipos que defendió en su carrera. «Primero está Católica, donde me formaron como persona y como jugador. Teníamos un asistente social que me iba a ver cómo vivía, una nutricionista con la que me hicieron crecer, me hicieron mejorar en muchos aspectos«, expuso.
Resistido en el América
Estay fue parte del fútbol rentado entre 1985 y 2006. En dicho ciclo sumó varios éxitos, pero también capítulos difíciles. Uno de los más duros fue su compleja estadía en el poderoso América entre 1999 y 2001, donde pese a portar la jineta de capitán, tuvo que cargar con el rótulo de jugador resistido por parte de la hinchada de las Águilas.
«En América es diferente jugar, es otra estructura, lo bueno y lo malo se dimensiona mucho más. Me tocó estar en un equipo que llegó a dos semifinales, una de ellas de Libertadores, pero me faltó ser campeón. Es un equipo maravilloso, pude haber jugado bien o mal, pero siempre me entregué al máximo. Mucha gente se confunde y piensa que yo no quise ir al América, el tema es que yo nunca me quise ir del Toluca, entonces cuando me venden yo no me quería ir, aunque fuera América, Cruz Azul, Pumas, el que fuera, no me quería ir», explicó.