Columna: ¿Qué hacemos con el Edu?

¿Mantenerlo como centrodelantero, moverlo hacia una orilla o sacarlo del “11” inicial?

No pretendo poner en duda aquí el estatus de referente de Vargas dentro de la Generación Dorada. De hecho, su condición de bigoleador en los únicos dos títulos en la historia de la selección chilena lo convierten en el atacante más trascendente en los 101 años de existencia de la Roja, aunque no el mejor, pero ésa es otra discusión.

El pasado es eso, se respeta y se agradece, así que en estas líneas lo que intento es cuestionar el futuro, porque a la vuelta de la esquina nos jugamos la clasificación a otro Mundial. Y en este contexto, me pregunto: ¿Qué debe hacer Pizzi con el Edu: mantenerlo como centrodelantero, moverlo hacia una orilla o sacarlo del “11” inicial?

La primera opción generalmente ha sido ratificada con goles, pero en la Confederaciones no fue así y costó caro. Quizá con un Turboman inspirado frente al arco, otro gallo cantaría, aunque no es mi propósito culpar al jugador de Tigres por no haber traído la tercera copa consecutiva a casa, porque varios erraron en el finiquito.

La segunda alternativa me parece la más adecuada, aunque tiene su contra. Quitarle al renquino la responsabilidad principal de embocarla para ubicar a un “9” puro, como Castillo o Mora, lo transformaría en un excelente “escudero” y lo liberaría de una carga cada vez más pesada.

La consecuencia negativa de esta variante es que para los partidos ante las potencias, habría que sacrificar a ese ariete de área por el Tucu. Ha quedado claro que ante rivales de jerarquía, que son a los que hay que ganarles para pisar fuerte en una Copa del Mundo, Hernández es fijo para Macanudo.

La última posibilidad, personalmente, no me gusta para nada. Más allá de su falta de concreción en los metros finales, habitual en sus clubes, no así en el equipo nacional, todavía no surge nadie que se entienda tan bien con Alexis como para picar al espacio con una simple mirada del tocopillano, nuestro habilitador por estos días.

Rodríguez, Sagal y los que han ido apareciendo son recambios aceptables para los segundos 45 minutos, pero están lejos de alcanzar el peso ofensivo del formado en Cobreloa, esté o no anotando en la actualidad. Sólo el tiempo podrá ir consolidando a uno por sobre otro, pero no creo que eso pase en menos de dos meses.

Para el corto plazo (Paraguay el 31 de agosto en Santiago y Bolivia el 5 de septiembre en La Paz), esperemos que el Nico, el Pipe o incluso Paredes estén en condiciones y encendidos para trasladar al Edu a una banda. Si queremos aspirar a algo grande de verdad, necesitamos con urgencia un hombre-gol.

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