Mismo camarín que en diciembre del 2016, pero distintos festejos. Si el año pasado tras ganar la Copa Chile el vestuario era un jolgorio donde hasta el entrenador Pablo Guede salió empapado, ahora en julio el escenario fue totalmente distinto.
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El Cacique celebró de manera más mesurada la conquista de la Supercopa donde, incluso, se ausentó de la celebración. Cuando el equipo daba la vuelta olímpica, Guede se fue directo al vestuario y más tarde al comenzar a llegar los jugadores al vestuario el DT se paró y salió.
El gesto del técnico, de no celebrar, sorprendió a los jugadores. «Es que Guede estaba muy tenso aún por todo lo que se habló en la semana y por lo mismo mantuvo la mesura», aseguró un cercano del argentino.
Con ese escenario los jugadores siguieron con la celebración pero en menor medida y fue así como rápidamente varios comenzaron a salir e irse a sus hogares.
Luego pasada las 21:00 horas en un restaurante de Vitacura se realizó la tradicional cena de los equipos que salen campeones y en el lugar se vivió con más jolgorio, aunque Guede nuevamente se mostró algo distante con sus jugadores.
El Supercampeón festejó, aunque las heridas de crisis siguen rondando y tienen a Guede tenso y con poco ánimo.