Opinión

Columna de la U: La historia no se inventa

“No bajaremos los brazos hasta volver a ver a la U humilde y victoriosa de su gente y para su gente, bien grande y roja en el pecho, sin segregaciones, libre del negocio del fútbol moderno y su desprecio por la Historia”.

Por Francisca Martínez, colaboradora Asociación de Hinchas Azules

Al fin podemos sentirnos optimistas frente a lo que se viene para la U en el Campeonato Nacional. Un buen comienzo en la Copa Chile, clasificando a octavos gustando y ganando, confianza en el proyecto deportivo que propone el profe Ángel Guillermo Hoyos, innovando en la formación física y mental de los jugadores, y teniendo la alegría y tranquilidad de recibir de vuelta en casa a personas azules hasta la médula como Mauricio y Felipe. Todo eso debe darnos confianza, porque talento y esfuerzo hay de sobra en este equipo.

El día sábado, la U mostró un juego acertado, dinámico y la entrega de todos los muchachos en cancha se agradece de todo corazón, sobre todo en estos tiempos que el fútbol ha sido utilizado para promover anti valores como el individualismo y la mercantilización del sentimiento y el aguante, que a quienes más ha hecho daño es a los que disfrutamos de ver al equipo saltar a la cancha y hacer comunidad en torno al Chuncho. En efecto, cada día se hace más difícil encontrar un jugador que ponga huevos por amor y compromiso, y no sólo por el sueldo.

Ahora que hemos pasado el trago amargo de ver el desfile sistemático de contrataciones de jugadores identificados con el archirrival, las llegadas de Seymour y Pinilla han sido un bálsamo y un gozo. Porque sí, da gusto saber que por fin la mayoría de quienes entran a la cancha en este torneo traen impregnado el amor por la camiseta y con orgullo defienden la U grande y roja en el pecho. Simbólicamente hablando, claro, porque el marketing de la empresa administradora de los bienes del Club ha desfigurado y decolorado uno de nuestros emblemas más significativos para dejar más espacio a la publicidad, que inunda nuestra camiseta cual vehículo de rally, como si fuera más importante el sponsor que la institución.

Y en este punto quisiera detenerme, porque el uso, abuso y deformación de la «marca» Universidad de Chile durante los últimos años ha dejado bochornosos episodios que lastiman la identidad y la historia del club laico. Es imposible no amargarse la semana después de saber que Azul Azul levantó un Museo de Historia del equipo de Fútbol Universidad de Chile y cobra entradas de 7.000 pesos para el público general. Por supuesto, el abonado igual paga entrada con un porcentaje mínimo de descuento. Vale decir, no tiene ningún beneficio dentro de la empresa a la que anualmente le entrega dinero.

Es como si la U le perteneciera a esos pocos que están en el directorio y ponen un valor para que los hinchas corrientes nos «acerquemos» a la Gloria del Club. Cuesta no pensar en el Caracol, en aquellos años donde podías hacer la cimarra, llegar a Ñuñoa, conocer al plantel, ver el entrenamiento, saludar y sacarte una foto, y otras tantas cosas llenas de risas. Se acordará Pinilla, con esa chasquilla llena de gel, de la interminable fila de chiquillas azules que lo iban a saludar mucho antes de que soñara siquiera con comprarse un auto de lujo, mucho antes que se prohibiera el acceso de la gente común al CDA. ¿Se acordará de ese cariño que le entregaba la gente azul cuando su carrera sólo era una promesa? Probablemente sí.

Pienso que los Hinchas Azules tenemos el absoluto y legítimo derecho de enojarnos y organizarnos para hacer las cosas mejor. La historia del mundo y la historia de la U se han basado siempre en el contacto real con el otro, en el saludo y el empuje brindado. Como hinchas nos sabemos parte de la institución por creer siempre en las y los muchachos del Club, por ser la animación constante. Sin duda alguna que el habernos convertido en Sociedad Anónima forzosamente implica, además de despojar y anular nuestra participación, hacer dueños a los buitres de los trofeos, camisetas, fotografías y recortes de prensa. Esto es un insulto más para la gente de la Chile, quienes hacen el esfuerzo de salir a trabajar semana tras semana, paga la entrada más cara de Sudamérica, compra indumentaria y consume su publicidad. En concreto, son quienes hacen rentable y redondo su negocio. También es un insulto para esa familia chuncha de Itropulli, con el abuelo que venía siguiendo al Bulla por la radio hace 60 años y cuya familia ahora podría verlo por CDF, familia que viaja a Santiago y pretende conocer el mentado museo, pero tiene que gastar casi 30 mil pesos por darse una vueltita en un ambiente plástico, inerte, sin corazón ni emoción. Me parece a lo menos indignante.

Por si fuera poco, han sido identificadas prendas y accesorios que no pertenecieron al Club, como lo comenta el historiador y estudioso de la «U», Gustavo Villafranca, simplemente para hacer más novedoso el espacio que sigue sin justificar el ponerle precio a la entrada.

Pero me quedaría muy corta al enfocarme sólo en el Museo privado y no aprovechar de repasar el libro de los 90 años de historia de la U, poniendo un precio de 70 mil pesos por «tremenda publicación histórica», según ellos. Yo no sé si las personas del Directorio de Azul Azul estarán convencidos de que los hinchas de la U son sólo sus amigos médicos, ingenieros y abogados, los mismos con los que salen a farrear, pero la realidad es que pocos cuentan con esos recursos. Pero como llevan 10 años demostrando no tener idea de quién es la «U», cada una de sus obras maestras estén llenas de polillas por dentro, como todo este sistema de privatización y mercancía en el país entero.

Por cierto, nunca olvidaremos el saludo conmemorativo dirigido al «Bombero Nuñez» por su muerte. Faltar el respeto del histórico referente azul Juan Carlos «Bombero» Ibañez en un momento así, solo demostró que quienes hoy administran nuestro Club no tienen idea de quién es la «U» y que mucho Internet y Bellavista les pasó la cuenta. Para los Hinchas Azules fue un orgullo abrazar y alentar al Bombero, cara a cara.

Como bien sabrá Pizarro, Herrera y Pinilla, los hinchas de la «U» somos cultura, y por el respeto a nuestra identidad no bajaremos los brazos hasta volver a ver a la «U» humilde y victoriosa de su gente y para su gente, bien grande y roja en el pecho, sin segregaciones, libre del negocio del fútbol moderno y su desprecio por la Historia.

Tags

Lo Último

Contenido patrocinado


Te recomendamos