José Miguel Sanhueza (@albohemio)
Colo Colo de Todos (@colocolodetodos)
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Un fantasma recorre Colo-Colo: el fantasma de la “CRISIS”. Así, con mayúsculas. Hasta el domingo era la tónica en las portadas y suplementos deportivos de los principales diarios de la plaza, en los paneles de las radios y de la televisión, en la conversación de la oficina, en la fábrica, en el almuerzo del domingo y la schopería en la semana.
Tampoco es que sea algo nuevo. Quienes tenemos al Cacique como elemento fundante de nuestras vidas desde antes de tener uso de razón, hemos vivido este clima de crispación otras veces. Y por cierto, cabe convenir que motivos no faltaban.
La inexcusable pérdida del campeonato pasado a manos de la “Universidad de Chile” todavía cala hondo en el pueblo colocolino. Súmele que la que debía ser una pretemporada tranquila mientras los ojos se posaban sobre la selección, se vio revuelta con la partida de Justo Villar, a quien desde estas líneas cabe aprovechar de agradecer lo entregado, desearle lo mejor en Nacional de Paraguay, que logre efectivamente volver a las canchas en octubre, y que vuelva pronto a nuestra institución en algún rol donde pueda seguirnos entregando su tremenda experiencia.
Y para rematarlo todo, las tres semanas de trabajo de pretemporada, con los refuerzos llegando en tiempo y forma como hace tiempo no ocurría, todo se iba al tacho de la basura en esa fatídica tarde de La Serena. Lo que debía ser un justo e inapelable 1-2 contra un equipo de la B, que representara un duro e inesperado llamado de atención especialmente a la notoria descompensación defensiva mostrada aquel día, se convertiría en un lapidario 1-4 con el generoso auspicio del árbitro Jorge Osorio.
Difícil entonces esperar un ambiente distinto. Más aún cuando todo lo anterior se ve además condimentado con rumores de quiebres, desvinculaciones y renuncias varias. Rumores de toda clase: algunos ciertos, otras medias verdades, otros falsos, y otros derechamente malintencionados para cazar rating y clicks. Todos ellos hacían que hablar de Colo-Colo por estos días fuese lo más parecido a hablar de algo así como la frontera entre las dos Coreas, llena de minas antipersonales a punto de explotar ante el más mínimo estímulo.
Era mucho entonces lo que se jugaba el domingo. Y más encima, algo que a veces poco parecíamos acordarnos en la previa, se jugaba también una final contra un rival importante, tanto por sus actuales pergaminos deportivos (reciente Bicampeón, sin ir más lejos) como por lo que representa en términos socioculturales, tan bien reflejado en aquel tristemente inolvidable 16 de octubre de 2011 cuando ser colocolino más arriba de Tobalaba era un delito.
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«Como buen fantasma, la sensación de “CRISIS” no va a desaparecer de un día para otro. Estará ahí, al acecho, a la espera del menor descuido».
Afortunadamente, Colo-Colo estuvo a la altura. Lo estuvo la gente como siempre, acompañando y llenando el estadio, cosa que por cierto el rival circunstancial estuvo muy lejos de poder decir. Y también lo estuvo el equipo, llevándose de forma totalmente merecida un triunfo claro y contundente. Mención especial al privilegio de poder ver juntos en cancha a Esteban Paredes, Jorge Valdivia y (la figura excluyente del domingo) Jaime Valdés.
Este triunfo, sin embargo, no borra todo lo anterior ni resuelve todo de golpe. Persiste una permanente sensación de inseguridad en el aspecto defensivo que requiere con urgencia ser corregida, y que nos pudo costar carísima en el primer tiempo de no ser por la providencial intervención en dos oportunidades de Agustín Orión. Como buen fantasma, la sensación de “CRISIS” no va a desaparecer de un día para otro. Estará ahí, al acecho, a la espera del menor descuido.
Este domingo comienza por fin el desafío mayor de este semestre, frente al cual no hay excusas ni objetivos intermedios. Nuestro compromiso será el de estar ahí alentando. No nos sentaremos a esperar que el equipo pierda para decir “se los dijimos”, pues eso simplemente no es de colocolino. Criticaremos y debatiremos toda la semana, en la cancha exigiremos la entrega que merece esta camiseta, pero cuando suene el pitazo inicial ahí estaremos apoyando a Colo-Colo.
El equipo no tiene excusas, y los socios al día tampoco. Por primera vez desde la nefasta concesión, hemos recuperado nuestro derecho a tener beneficios en el precio de las entradas en todos los sectores del estadio, una de las reivindicaciones históricas que las distintas agrupaciones de socios e hinchas han venido levantando desde que se concesionó el Club e incluso desde la quiebra del 2002. Si los socios podemos levantarnos del pisoteo de más de una década, reconstruir nuestro Club y comenzar paso a paso a conquistar cambios reales, el equipo también puede levantarse y comenzar con el pie derecho el camino hacia una nueva estrella. Que así sea.