Si el semestre pasado Colo Colo no celebraba por sus errores, ahora fue por la gran actuación que tuvo ante su ex equipo. Esa es la mejor forma para resumir el solvente regreso de Paulo Garcés al estadio Monumental, donde era recordado por los fallos en el Clausura que le costaron el puesto y su posterior salida del club para emprender rumbo a Deportes Antofagasta.
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La jornada para el Halcón comenzó rápidamente de buena manera y terminó aún mejor, como si estuviera escrito en las páginas de un libro de revanchas en el fútbol. De resistido por sus errores, pasó a jugar el «mejor» partido de su vida ante su ex equipo.
Llegando al Monumental, Paulo Garcés comenzó a sentir que sería un gran día. Asumiendo que su paso por Colo Colo no había sido el mejor, no tuvo problemas para pedirle perdón a los hinchas cuando se dirigía a camarines tras realizar el trabajo de precompetencia. Gesto que le valió los aplausos cuando lo nombraron al dar la alineación. Pero el momento más emotivo aún estaba por venir y se dio cuando salió con los Pumas al terreno de juego para enfrentar a los albos. Saludando uno por uno a sus ex compañeros, el Halcón culminó su recorrido con un abrazo a Pablo Guede.
Ya con el partido en juego, el arquero mostró seguridad en un remate de Óscar Opazo y estuvo atento a un peligroso tiro libre de Claudio Baeza. Seguridad que el semestre pasado no había mostrado bajo los mismos arcos y en el mismo pasto. Sin embargo, su mejor atajada, lo mejor de su repertorio, se la reservó para el último minuto. Tras un centro de Jaime Valdés que se fue cerrando, el Halcón le hizo honor a su apodo y voló para evitar la caída de su arco y el triunfo de su ex equipo.
Una tapada de partido que le valió los aplausos de sus compañeros y uno que otro insulto de los hinchas de Colo Colo por privarlos de un triunfo. Los mismos insultos que el semestre pasado recibía por sus errores ahora se los «ganó» con una atajada para inmortalizar.
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