La palabra recambio a los tenistas les da rabia, porque la han escuchado desde que eran juveniles e incluso les mete un poco de presión. Desde el retiro de Fernando González y Nicolás Massú que Chile no tenía jugadores en la élite de la ATP, situación que está cambiando paulatinamente, específicamente gracias a Nicolás Jarry.
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La Torre ha tenido un año sencillamente espectacular. El ya lejano 1 de enero de 2017, cuando la ATP dio a conocer su primer ranking de la temporada, el chileno figuraba en el lugar 302º. Ahora mira de reojo el siempre difícil top 100.
El Nico empezó la temporada después de todos, porque decidió hacer una ardua pretemporada en enero y arrancó su año en febrero, precisamente en la Copa Davis, cuando como número 2 nacional dio el primer «campanazo» al ganarle con facilidad al dominicano José Hernández (263º en ese entonces), un rival siempre duro para los nuestros.
México, su impulso
El nieto de Jaime Fillol tuvo como centro de operaciones en la primera parte del año a México, donde se anotó la mejor victoria de su corta carrera. En la primera ronda del Challenger de Morelos derrotó al australiano Jordan Thompson (67º del planeta el día del partido), por un claro 6-4 y 6-3. En dicho certamen azteca llegó a la final, cayendo con el potente jugador kazajo Alexander Bublik (170º).
Jarry hizo un aro en su paso por el país de las rancheras para jugar en Chile. En el Challenger de Santiago aprovechó el respaldo del público y avanzó hasta la final. En las canchas del Club Manquehue cedió en el duelo decisivo ante el brasileño Rogerio Dutra Silva (85º), pero celebró un tremendo avance en el ranking, porque tras dicho campeonato fue 249º del mundo.
Luego de su vuelta por Sudamérica, donde hizo segunda ronda en el Challenger de Tigre en Buenos Aires, regresó a México, país donde consiguió la que puede ser considerada la mejor victoria de su carrera, no por el número de ranking de su rival, sino por la estirpe.
En los cuartos de final del Challenger de León, en cancha de cemento, dio cuenta del canadiense Vasek Pospisil, que en su mejor momento fue 25º del orbe. Jarry, a punta de servicios, le ganó por 3-6, 7-5 y 7-6.
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Rompió la mufa
Jarry llegó a Roland Garros con el peso de romper la racha negativa que decía que los chilenos no jugaban un cuadro de un Grand Slam desde 2011, y no le pesó. Era el 207º del mundo y en las clasificaciones del major francés sacó del camino al argentino Facundo Bagnis (101º), Dmitry Popko (190º) y Reilly Opelka (151º), todos jugadores con mejor ranking, lo que no pesó. En primera ronda cayó con el ruso Karen Khachanov (53º), pero con sus triunfos en la qualy ya había hecho historia.
El impulso que logró en Bois de Boulogne le sirvió para bajar a otro grande. Pudo derrotar al experimentado Mikhail Kukushkin, ex 46º del planeta, en el Challenger de Prostejov. El triunfo ante el kazajo es otro de los mejores de su trayectoria.
Luego de ello vino otra alegría grande. Antes de su participación en Wimbledon 2017 jamás había ganado un partido en césped, y en Londres sumó tres victorias consecutivas en la qualy, donde venció al local Lloyd Glasspool (411º), al ruso Konstantin Kravchuk (125º) y al estadounidense Dennis Novikov (175º). En el cuadro grande no pudo ante el francés Gilles Simon (36º), pero la experiencia de codearse con los grandes hizo crecer al jugador de 1.98 metros.
Despegue definitivo
Jarry está a un paso de entrar al top 100, y gracias a ello se debe a los 80 puntos que conquistó en Medellín, el primer torneo que ganó en su carrera. El Príncipe en el torneo colombiano tuvo una brillante actuación, donde batió en la final al experimentado brasileño Joao Souza (150º), un especialista en el circuito challenger.
Ahora el chileno está peleando palmo a palmo con los mejores del mundo, lo que quedó demostrado en Santo Domingo, porque en el certamen de República Dominicana supo celebrar ante el argentino Guido Pella, número 75 del mundo, y actual campeón de Copa Davis. Pese a que en semifinales perdió ante Damir Dzumhur (73º), el mejor jugador del torneo, nada quita el gran momento que está viviendo.
Con lo hecho por Jarry este 2017 se acerca a su gran meta, el top 100. Partió el año como 302 y este lunes será el 129º del planeta. El próximo paso hacia su objetivo lo puede dar en el cuarto Grand Slam del año, el US Open, donde espera una vez más ganar las clasificaciones.