El Gráfico Chile

Resbalones, panfletos y la suspensión: La semana negra de Jara en el Monumental

El defensor vive un delicado momento profesional tras su mal desempeño en el estadio de Macul tras la goleada frente a Paraguay y en el Superclásico ante Colo Colo.

Gonzalo Jara estaba en el foco de la atención en la preparación para la fecha doble de Clasificatorias que presentaba como primer desafío enfrentar a Paraguay. Tenía la presión de volver al estadio Monumental y como acostumbra, dejar de lado su rendimiento en clubes, para ayudar al equipo de Juan Antonio Pizzi que lo puso como un inamovible, entregándole toda la confianza de la titularidad.

Pero el libreto salió mal. El mundialista no estuvo a la altura del desafío y como sus compañeros, terminó mirando a los veloces jugadores Guraníes que se lucieron, complicando la clasificación chilena rumbo a Rusia 2018.

Al  defensor de la Universidad de Chile le pesó su mal momento y eso se vio de manifiesto en la silente cancha que presenció el 3-0 para el visitante. En ese mismo pasto, hace una semana, fue protagonista del Superclásico frente a Colo Colo, dejando un mal recuerdo con sus resbalones y una débil marca que terminaron con una fiesta alba, alargando de paso la racha en el recinto de Macul a 17 años sin triunfos azules.

Y se esperaba su recuperación, aunque vendrían más inconvenientes en una semana negra. Pese a la presión, durante los primeros días con La Roja en previa al duelo de este jueves se le vio entrenando fuerte en Juan Pinto Durán para recuperarse, sin embargo, desde La Florida le llegaban una fea noticia. Mientras sus compañeros vencían a Audax Italiano en Copa Chile, la tarde más allá del resultado, estuvo marcada porque Los de Abajo le dieron la espalda y exigieron su salida junto a los demás ex jugadores albos en panfletos con duras palabras, otro elemento para desconcentrarlo psicológicamente.

Jara llegó al Monumental nuevamente y los sufrimientos siguieron, especialmente en una misión en que Pizzi le tiene plena confianza, la de su capacidad de leer las jugadas. En el contragolpe paraguayo no supo como frenar a los esporádicos atacantes, ni ordenarse con Medel para hacerles frente.

Salió jugando como siempre, pero no le dio fluidez al juego, se le vio poco animado y cuando tomó las lanzas en ofensiva se equivocó, una muestra del desconcierto con que enfrentó el partido.

No fueron los resbalones pero si la presión, que otra vez terminó con tres goles en su propio arco y un final en que el defensor se descontrola, ganándose la tarjeta amarilla y la suspensión que lo dejará fuera del trascendental partido contra Bolivia.

En su salida de camarines se le vio tranquilo pero callado, sin su habitual alegría.  -¿Estás bien Gonzalo?, le preguntamos. Con un escueto «Todo, bien» se retiró rengueando mostrando la imagen de un guerrero herido que tras las batallas del Monumental solo quería juntarse con sus compañeros en un bus que mezcló el silencio con los cálculos de la tabla pensando en una posible clasificación.

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