Columna: Baño de “Umildad”

Como alguna vez dijo el Chita Cruz, falta “U-mil-dad”. Paraguay nos dio un baño al respecto, pero todavía estamos a tiempo para corregir, siempre que se ponga el foco en lo que importa: el partido ante Bolivia.

La anécdota la cuenta con maestría Esteban Abarzúa en «Secretos de Camarín», uno de los libros sobre fútbol más entretenidos de la literatura deportiva nacional.

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Corría 1983 y Humberto Cruz era entrenador de Deportes Laja. Tras un primer tiempo para el olvido de su equipo, el mundialista de 1962 escribió con tiza una «U» gigante en el pizarrón del vestuario. «Esto es lo que les falta a ustedes», vociferó el Chita, para luego dar un largo sermón acerca de la sencillez, dejando en ascuas a sus dirigidos por la letra dibujada. Antes de volver a la cancha, y para cerrar su discurso, llegó el broche de oro: «A ustedes lo que les falta es umildad. U-mil-dad. ¿Entendieron?».

Más allá de la falta de ortografía, y de que ese día los lajinos perdieron por goleada, el mensaje era el correcto. El significado de la palabra -bien escrita- dice que es la «virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo a este conocimiento».

Hay algunos que sostienen que es una cualidad pasada de moda, que va en retirada, en un mundo donde ganar lo es todo y mostrarse como ganador lo es aún más. Por eso, de vez en cuando viene bien un baño al respecto.

¿Adónde voy con todo esto? A que la selección paraguaya, sabiéndose hoy por hoy inferior a la chilena, llegó calladita, llenando de flores a la Roja, y se llevó lo que quería. Y eso que de este lado habían recibido un recado provocador: «Cuando nos ganaron allá celebraron como si fueran campeones del mundo», había lanzado Vidal.

Muchos asocian el éxito de esta Generación Dorada al hambre de gloria de sus estrellas, a la desfachatez de sus figuras, pero no hay que ser experto en la pelotita para darse cuenta de que los títulos llegaron cuando se pusieron el overol, cuando a Messi lo persiguieron entre todos en las finales del 2015 -la marca escalonada de Sampaoli- y 2016 -¿se acuerda de esa foto donde aparecen nueve futbolistas rojos alrededor del astro argentino?-.

No nos sobra nada, lo dijo Jara hace unos meses, «tenemos tres superclases y el resto acompañamos», y lo reiteró Bravo el jueves, «si cada jugador quiere sacar adelante esto solo, no es la manera. Tenemos que estar todos alineados».

Por eso, quizá es momento de dejar de lado por unas horas las redes sociales, las dos Copas América, a los amigotes y a los mala leche, y concentrarse en Bolivia, porque si no ganamos, chau paz.

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