En el 2012, cuando el diario El Gráfico imprimía sus primeras ediciones, Universidad de Chile despedía a uno de los técnicos más importantes de su historia: Jorge Sampaoli. El casildense asumía el mando de la selección chilena y dejaba «huérfano» a un equipo laico que, con un aislado título con Martín Lasarte en el 2014, perdió el rumbo hasta este año, cuando llegó el cordobés Ángel Guillermo Hoyos.
PUBLICIDAD
El entrenador de 54 años fue requerido expresamente por el presidente de Azul Azul, Carlos Heller, quien veía al ex maestro de Lionel Messi en el Barcelona como el salvador de un equipo que no encontró el norte con Sebastián Beccacece y Víctor Hugo Castañeda, entre otros. Para el mandamás de los laicos, la humildad y la obsesión del trabajo de Hoyos lo convirtieron en el candidato preferido para levantar a un alicaído camarín de la U. Una fórmula que le dio éxito.
Con jornadas de trabajo desde las 08:00 hasta las 20:00 horas en el Centro Deportivo Azul, Hoyos dice no hacer mucho más allá del fútbol. Con distracciones como la empanada o su férrea religiosidad y devoción católica, el DT se concentra en la U y en la búsqueda constante de la felicidad, la cual no pretende encontrar en títulos u objetos materiales, sino mediante un crecimiento interno, tanto de él como del equipo que elogia y dirige diariamente.
¿Cómo ha sido su estadía en Chile? ¿Qué hace fuera del trabajo o los fines de semana que tiene libre?
En nuestra vida no hay muchas variantes, es decir, lamentablemente, o para bien, según lo interpretes, tratamos de dedicarle mucho tiempo a esto y te consume diariamente. Uno está en un club de una dimensión muy grande y es difícil trabajar pocas horas aquí. Demanda estar todo el día acá, porque hay un montón de situaciones. Entonces, uno trata de estar a la altura en todos los sentidos.
Pero igual ha visitado varias ciudades de Chile con la U. ¿Qué le han parecido?
Sí, pero vas en avión, luego te subes a un bus, de ahí al hotel y al estadio. Después del partido vas a comer, al aeropuerto y a Santiago de vuelta. Para algunos será una rutina, pero para mí es un placer, porque es una profesión por la cual uno le da gracias a Dios por participar y estar dentro de ella.
PUBLICIDAD
¿Qué es lo que más le ha gustado entonces? ¿Alguna comida preferida?
No sé si tanto la comida. O sea, se me vienen a la mente un montón de cosas, me gustan mucho las empanadas, que son muy ricas, pero a lo que voy es que ustedes tienen un país muy lindo, con diferentes climas, y me gusta mucho Santiago. No lo conozco tanto, pero cuando voy conduciendo, voy viendo que hay una calidad de vida.
Usted me dice que está muy contento en la U y en Chile. ¿Siente que encontró la felicidad acá?
Yo creo que la felicidad es muy difícil de encontrar y mantener, viene por momentos. No es algo material, es interior. Uno vive feliz cuando tiene creencias y por situaciones de vida, y eso hace que uno disfrute hasta de un vaso de agua. Le doy gracias a Dios por el agua. Había un muchacho que jugaba con nosotros en Estados Unidos, no te diré el nombre, que corría muchísimo para ir a buscar agua, ida y vuelta, y él me dio una enseñanza de vida importante: la valoración de un montón de cosas, como el pan, el arroz, cosas que te das cuenta cuando no las tienes. Entonces, creo que la felicidad es amplia, algunos son felices escuchando música, otros yendo al cine, otros compartiendo con la familia y otros charlando con un amigo, pero si me preguntas por hoy, sí, estamos contentos y nos sentimos felices.
Con su trabajo con la U campeona, ¿se siente satisfecho?
Se trata de ir creciendo. Esta forma de armonía, de desarrollo de las personas, de interactuar con la verdad, de situaciones que vives diariamente y el hecho de estar tanto tiempo acá adentro, hacen que esto sea tu casa. Vas para arriba, para abajo, entras, sales, vas, vuelves, es una dinámica de club, porque este club es una forma de vivir. Habría que buscar uno igual en otro lado y tratar de encontrarlo. Si te digo la cantidad de clubes iguales, habrá 300, 1.000, 1.500, no sé, pero es difícil uno como éste, por todo lo que reúne.
(Pregunta de Hoyos a mí) ¿Usted siente simpatía por nosotros o por el otro lado?
No le puedo decir, pero muchos saben. No es tan secreto.
¿Y usted por qué eligió a la U?
Porque significa una cosa importante dentro de la carrera de uno. Coincidió con que antes vine acá, con el Bolívar (N. de la R.: a jugar la Copa Libertadores 2012 contra Unión Española y Universidad Católica), y miré todo de otra forma, desde el otro lado. Tuvimos la posibilidad de entrenar aquí y conocer las instalaciones, y las emociones te van transportando a decir “qué lindo sería”, porque tiene todo. Tiene muchas cosas que personalmente me encantan y una identidad que fabrica el estilo de juego de la Sudamericana 2011, que no sólo yo miraba, sino mucha gente en el mundo del fútbol que admiraba a ese equipo, a esa situación de trabajo. Con esos momentos te vas encariñando desde lejos.
Usted es muy religioso, habla sobre ello como el camino de su vida. ¿Cuánto influye eso en su trabajo?
Es el camino y sí, influye en mi trabajo, en mi familia, en mis amigos, en el día a día. Tampoco es que yo hable contigo y te obligue o trate de convencerte, sino que simplemente conozco algunas cosas, mi interior está ahí, en eso. A veces digo “qué lástima no haber conocido a cierta gente mucho antes”.
Usted es devoto de la Virgen de Lourdes, ¿ha ido a visitar el templo en Quinta Normal?
Sí, fui. A mí me gusta soñar, me encanta. Yo soy de la idea que los locos y los soñadores son los que hacen evolucionar al fútbol. Los locos en el buen sentido de la palabra, no los locos locos.
¿Como el Loco Bielsa?
Sí, no sé, los locos que buscan evolucionar, porque si sueñas sin acción, es un sueño idílico. Si tú quieres trabajar en Marca y duermes hasta las 12:00, porque te lo chupaste todo, y al otro día te preguntas “¿cuándo voy a laburar en Marca?”. Nunca. Preocúpate por otras cosas, busca conexiones, viaja a Madrid. Si no puedes, bueno, lo intentaste.
Pero Marca no me gusta mucho…
Es un ejemplo del mundo deportivo, qué se yo. Es lo que yo pienso de eso.
Pero le quería preguntar por qué la Virgen de Lourdes…
Lourdes queda en Francia. Tengo la bendición grande de poder ir mínimo una vez por año, a veces dos, cuando se puede. Es un paraíso la ciudad, una cosa que me encanta. El lugar donde está la virgen es extraordinario, con una paz… Es encontrarme muy cerca de lo que creo.
¿Y de dónde nace esta religiosidad? ¿De su infancia?
De la vida. Tuve una vida complicada en algunos aspectos. Cuando eres niño, piensas que todo es complicado, pero cuando eres grande, valoras esa vida. Creo que siempre estuvo la parte espiritual, la parte divina para salir de situaciones. Cuando vas creciendo, vas conociendo más y te sientes más cómodo. A su vez, a lo mejor era más rebelde al principio, como todo joven, pero cuando vas llegando a la madurez, vas conociendo un montón de profundidades.